Por Fernando Caride.
En comunicación, la idea creativa lo es todo. Está claro que si esta idea es original, diferente, atractiva y sorprendente, su capacidad seductora hará que el éxito de la campaña esté asegurado.
Y luego vendrá la elección de soportes y medios determinados para llegar a mi público, la decisión de si se traspasa del off al online, la determinación del tiempo de exposición en medios… Pero sin idea, la campaña no llegará al recuerdo de ninguna mente.
Si el concepto creativo esta bien construido y bien ejecutado, la propia pieza publicitaria, o como queramos llamarla, será capaz de llegar a la gente para la que ha sido creada. Es lo que llamamos la viralidad, la de verdad, no la pagada, sino la que se desarrolla por el compartir espontáneo de la gente, ya sea retuiteando o con el más veterano boca a boca. Al final esa campaña acaba siendo de todos.
El trabajo creativo es un torrente de emociones; muchas ideas con pocas posibilidades de éxito. Solo la buena, esa que sobresale por encima del resto, logrará el objetivo final y, así, la idea habrá germinado en la mente de nuestro público.
Por eso podemos afirmar que la creatividad es el origen de toda campaña.