Por Carlos Recio.

¿Entonces posiciono y vendo? Sin duda, si tu producto es susceptible de venta en internet, con un buen posicionamiento vendes. Lo que ya no está tan claro es si ganas dinero o no, pues la competencia es feroz y el posicionamiento, especialmente SEM, es costoso y de puja constante con lo que los márgenes se aprietan tanto que pasan a ser negativos en muchos casos. Incluso sin imputar los costes reales fijos, se vende en pérdidas. Si el Tribunal de la Competencia se metiera aquí podría entretenerse durante años.

Después del posicionamiento, según las razones o motivos por los que la gente te pueda encontrar, debemos tener en cuenta otros aspectos fundamentales que vamos a comentar levemente.

Si el público llega a mi página pero no se entiende, ¿qué pasaría? Pues que el posicionamiento habría sido en balde. La navegabilidad de la página ha de ser sencilla y cómoda. Por muchos artículos que tengamos no puede ser engorrosa y, desde luego, debe estar adaptada a todos los soportes, dado que la movilidad ya no es una opción.

La tienda online, en la medida que pueda o deba crecer, debe tener un soporte informático como el resto de mi empresa. Debe comunicarse con el ERP con absoluta normalidad, pues podríamos crearnos un cuello de botella indigerible. Por este mismo canal deberíamos saber la disponibilidad de productos y controlar almacén con sus altas y bajas.

Es importante también tener muy clara la distribución y entrega. La mayoría de las webs te incluyen el envío a partir de cierto importe pero hemos de calcularlo bien pues dependerá de si nuestro margen es por volumen o por productos y los costes que podamos asumir de distribución. Por cierto, si me hacen un pedido desde Australia, ¿tiene las mismas condiciones?…

Una vez estemos metidos y más o menos funcionando online, nuestro caballo de batalla será la publicidad y el retorno de la inversión publicitaria. Esto será más costoso en la medida de que nuestro mercado crezca y los dos grandes jugadores, Google y Amazon, se pongan a ello. El primero a maximizar su rentabilidad, el segundo, de momento, a hacer crecer su mercado.

¿Qué haremos contra ello? Pues lo del marketing clásico, desarrollar nuestra comunidad, nuestros clientes, con una estrategia de filiación y fidelización hacia la marca que nos permita una comunicación e intermediación directa empresa-cliente. Eso sí, internet nos da muchas herramientas: redes sociales, boletines digitales…

Una vez más, lo que hay que tener son las cosas claras. Pensar si debo o no tener directamente una tienda en internet y, siendo resuelto esto de forma afirmativa, empezar la casa por los cimientos con una estrategia digital sólida y coherente que favorezca el desarrollo de tu comercio.