Por Fernando Caride.
Las nuevos hábitos en el uso de los medios de comunicación, así como la enorme diversidad de canales por los que cualquier usuario puede acceder a la información y al entretenimiento, hacen que tu publicidad se enfrente a dos problemas graves que afectan directamente a la línea de flotación de tu negocio: la nula receptividad de la audiencia a tus mensajes y tus gritos. Empecemos por tus gritos.
Como nos creemos que tanta libertad de movimientos en la audiencia es mala y nos esconde en una maraña de sitios webs, redes sociales varias, multitud de canales de televisión e, incluso, apps y juegos que “distraen” al público de mis mensajes, pues entonces nos dedicamos a gritar.
Nos olvidamos de la mejor herramienta que tiene tu marca para sobresalir, que es la creatividad, y nos dedicamos simplemente a “estar” en los canales a los que mi presupuesto llega. Gritando nuestras bondades a los cuatro vientos, o sea, a todas las audiencias, con mensajes genéricos y sin pensar en el target concreto al que nos dirigimos. Pensando más en ti que en tu cliente.
Además, el otro gran problema es que nos encontramos con la desafección que la publicidad encuentra en la gente, que no solo es debida a tus gritos, sino a que interrumpimos lo que están disfrutando para contarles cosas que no siempre le interesan y que, aunque le interesen, a lo mejor no es el momento de contárselas.
Si estas empezando a notar que tus clientes no te quieren ver, o sea, que tu publicidad no está funcionando, tendrás que analizar qué les estás gritando y por qué canales estás interrumpiendo su vida.