Por Javier Franco.
Ha pasado ya más de un mes desde que se hicieran públicos los datos de millones de usuarios de la conocida web de relaciones extramatrimoniales Ashley Madison y, durante este tiempo, hemos podido asistir (boquiabiertos y ojipláticos) a una serie de noticias que nos deben hacer reflexionar sobre el uso de las redes de forma personal y empresarial.
Lejos de entrar en la ética y la moralidad del fondo y objeto de este tipo de webs (además en este caso también ilegal, ya que cobraban por la destrucción de los datos) sí creo que merece que nos paremos a pensar sobre varias lecciones importantes que se desprenden de este caso:
– No protegemos los datos en la empresa. Nadie puede proteger sus datos al 100%, eso ha quedado claro (recordemos que Ashley Madison vendía privacidad), y probablemente nuestra empresa no esté en el punto de mira de los piratas informáticos, pero debemos aprovechar la experiencia y revisar si cuidamos la seguridad de nuestra información (propia, clientes, trabajadores…) como debemos hacerlo.
– No reglamos el uso de la red en nuestra empresa. Muchos usuarios registrados lo hacían con su correo del trabajo (¡hasta del dominio del Congreso de los Diputados!). Esto que dejamos al sentido común de las personas, debe ser de alguna forma reglado para que la comunicación (y el uso de cualquiera de sus herramientas), de forma personal en la empresa, no afecte a nuestra comunicación.
– No cuidamos nuestra privacidad. En redes sociales, en webs, en aplicaciones. Nos registramos, aceptamos lo que nos piden y difundimos nuestros datos, fotografías, fechas señaladas y nuestra ubicación exacta en cada momento, pensando en que nuestros datos están seguros.
Como dicen, la mejor manera de proteger nuestra información y el mejor de los antivirus nace de nosotros mismos. Aprendamos la lección de la experiencia de otros, y de nuestro propio juicio y sentido común. Todo ello nos llevará a mejorar nuestra comunicación como marca (profesional y personal).