Como hasta san Antón, Pascuas son… todavía estoy a tiempo de buenos propósitos y cosillas de esas. Aunque eso sí, para lo del descomer el refrán no me vale, porque si por mí fuera soy capaz de arrastrar la Pascua hasta Ramos y de santoral en santoral, tiro porque me ha tocado.
La verdad es que yo hace mucho que desistí de los propósitos tipo anticulpabilidad. Me niego a caer en la trampa de los gimnasios, con esa tontuna de poner en forma los musculitos, ¿o es que acaso el corazón no es también un músculo? Pues eso, que este año voy a centrarme en el fitness cardio-sentimental. No sé si conseguiré ponerme en forma, no tengo ni idea si de algún esfuerzo amoroso voy a terminar con un tirón o una luxación ventricular, pero lo mejor de todo es que ni lo sé ni me importa. Yo tengo mi teoría, y es que un corazón bien entrenado está a prueba de un subidón de pulsaciones o incluso hasta de una fibrilación inesperada. Yo lo noto, no hay nada como una pequeña dosis de sexy-adrenalina y no hay palpitaciones que se resistan. Y si ese runrún se enciende a tope, mi cuerpo, mis rodillas, mis pestañas y mi ritmo cardiaco se ponen tan en forma, que un guiño de tus ojos vale más que una sesión de zumba en el cutregimnasio de la esquina. Pero eso sí, aún no tengo muy claro si mi corazón va a conseguir mantener las pulsaciones cuando el tuyo palpite al compás del mío o me va a dar tal apretón, que del infarto me caigo redonda y no va a haber boca a boca ni masaje capaz de reanimarme. Aunque pensándolo bien, ¿qué es estar enamorado? Pues es un corazón felizmente atontado y paralizado sin recuperación posible.
Y bueno, ya para qué decir del dichoso y eterno propósito que año tras año me sigue, me persigue y me angustia. Aprender inglés. Además, cuando ya me creo que sé algo, van y me dicen que no, que después del B1 va el B2, y el C1… y así ¿hasta el Z1? Pues ya está, decidido, no pienso apuntarme a una academia de idiomas nunca jamás de los jamases. Que no, que ya lo he comprobado hasta decir basta, que ni sé ni voy a saber inglés en mi vida, ¿cuántas veces más voy a tener que demostrarle al mundo que lo mío son otras lenguas? Sí, he dicho otras lenguas y qué, ¡pero con el inglés, never ever!
Ya puestos, prefiero apuntarme a coger sitio fijo en la zona VIP de la biblioteca, porque me temo que me va a ir mejor en el asunto de la puesta en forma del corazón con los de ahí que con los del gimnasio. Hace tiempo que decidí tenerlo claro con los criterios de selección del casting amoroso y no tengo la menor duda. Me niego a aceptar faltas de ortografía, soy incapaz de justificar un arrebato pasional escrito con corazón, pero sin conocimiento. Seguro que entenderás que ante un “Haver si nos vemos pronto”, yo directamente te bloquee o, si ya quieres dejarme sin sentido y con ganas de morir, olvídate de poner las tildes y escríbeme con abreviaturas como si estuviéramos en el instituto. Tío, en Tele 5 al mediodía te están esperando, ahí triunfas seguro. Quizá la flora y fauna de las bibliotecas sea, como poco, peculiar; pero al menos, a falta de musas, tienen buena materia prima de donde sacar porque, ¿va a ser lo mismo un whatsApp de inspiración becqueriana que un trending topic de su grupo de amigotes? Es verdad, a veces estos intelectuales son un rato frikis, pero para eso estoy yo, ¡anda que no doy vidilla y de la buena entre capítulo y capítulo de un clásico! Voy, me calzo los tacones y ya verás de lo soy capaz de hacer por amor al arte… ¿Y tú me lo preguntas? ¿Poesía? Poesía soy yo… y como me pongas esos ojitos te van a faltar metáforas, anáforas, elipsis y aliteraciones para salir vivito y coleando de esta.
Pues sí, aún me quedan unos pocos días para poner en marcha mis proyectos y espero que san Antón, que siempre ha sido tan comprensivo conmigo, sea capaz de entender que en lo del descomer no sé si voy a poder cumplirlo. Yo, por ahora, me he congelado en trocitos lo que me sobró del roscón y así, cada vez que me dé la tentación me como uno y le echo la culpa a san Antón o al santo que toque ese día. Pero como lo de la fusión de la puesta en forma del músculo cardiaco y lo literario me salga bien, para el año que viene me forro, ¡que tiemblen los gimnasios y Tele 5 porque las bibliotecas lo van a petar!