Anda que no le gustan a mi abuela los boleros, para mí que son lo mismo que lo que viene a ser hoy una serie pastelona, pero en versión pasional y requeteaprisionada. Lo cierto es que cuando me figuro a mi abuelo susurrándole al oído un: “Bésame, bésame muuucho…”, o ese irresistible: “Dos gardenias para ti…”, a ver quién es la guapa que se puede refrenar ante tanto ímpetu, que yo bien que me los imagino ahí a los dos acaramelados, con esa mano ciñendo la cintura de ella y con su mejilla pegada a la de él.
Vistas así las cosas, quizá el secreto está en esto, porque ahí siguen, pasan los años y tan felices que se les ve juntos. La verdad es que no puede ser lo mismo un amor que comienza al ritmo susurrante de boleros, que otro que ve la luz con un machacón hip hop rapeado o con un tío perreando que te quiere a ti y a otros cuatro y todos tan felices, ¡es que no hay color!
Pero si hay un bolero por excelencia es ese que dice: “Solamente una vez se ama en la vida…”, y no veas la de veces que me he preguntado si la frasecita está acertada o si soy yo la que ando equivocada porque con mi currículo sentimental no estoy como para ir tarareando ese eslogan y abanderar con esa melodía mis altibajos amorosos. Aunque lo cierto es que desde hace muchos años no puedo evitarlo y de vez en cuando se me mete en la cabeza el runrún del dichoso bolero con ese “solamente una vez…” Y oye, que digo yo que esta insistencia tendrá su aquél, pero yo es que no se lo encuentro por más vueltas que le doy.
-Parece mentira que con lo expertilla que tú eres en estos asuntos, me vengas con esas -me reprocha una amiga versada en las cosas exotéricas y que siempre le encuentra su punto tridimensional a todo.
-¡Pero si es que yo no me he enamorado ni una ni dos, ha sido cientos de veces!
-Anda, cierra los ojos y cuando yo te diga “enamorarse”, dime quién te remueve la cabeza, el corazón y los pordentros.
Y dicho y hecho, la muy bruja de mi amiga me abrió los ojos y los chacras en un plin. Y sí, fue decir amor y de pronto, sentí que todo tú me asaltaste, me conquistaste y me usurpaste los sentidos. Al cerrar los ojos e imaginarte, de golpe palpité al son de un bolero y con el ritmo de un delicioso te quiero.
-¿Alguna vez volviste a decir a otro te amo lo mismito que se lo decías a él?
Esta vez sí que me dejó paralizada y con la lengua pegada al paladar. ¡Cuántísimas veces he querido volver a trastornarme como lo hice contigo! Me acabo de dar cuenta que la última vez que mi cabeza, mi corazón y mis labios dijeron te amo fue cuando tú, sin soltarme ni una palabra, me lo dejaste tatuado en el alma para siempre. He besado otros labios, pero siempre supe que no eran los tuyos. He acariciado otra piel, pero nunca volvió a ser la tuya. Me han peinado el alma, pero jamás la rozaron como tus dedos.
¡Ay abuelo que vas a llevar razón! “Que solamente una vez se ama en la vida, solamente una vez y nada más…”. Y la tonta de mí que me creía una experta en quereres y asuntillos del corazón y, mírate tú por dónde, que con tanta modernidad y tanto wasapeo nos olvidamos de la sabiduría con fundamento. Porque es que no falla, me imagino a aquellos cantantes, en blanco y negro, entonando esas cosas tan sentidas y poniendo hasta las trancas todos los sentidos en el alma y en el corazón.
Y otra vez que se me ha metido en la sesera el puñetero bolero, y para mí que esta vez ha venido, pero para quedarse, y yo encantada. A partir de ahora pienso enarbolarlo como el himno de mi querer y el que ose ronronearme y esté dispuesto a salir ileso de la contienda, no voy a tener más remedio que susurrarle algo así: “Y cuando ese milagro realiza el prodigio de amarse, hay campanas de fiesta que cantan en el corazón…”. Y oye, que si el tipo en cuestión va y me regatea con un: “Contigo aprendí que puede un beso ser más dulce y más profundo…”. Entonces sí, entonces reconoceré que me ha ganado por la mano, que aunque solamente una vez se ama en la vida, la vida ya se ocupará de hacerme amar todas las veces que hagan falta, que aunque vida sola hay una, y lo nuestro lo pienso llevar siempre conmigo, voy de bolerear con toda mi alma con el que se preste como si fuera la única vez en mi vida.