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Mar Peté

Desde mis tacones

Del 155 y otras lindezas

ttPues sí, cuando lo hipotético salta al plano de lo cotidiano termino dándole la razón a esa Constitución que ha puesto en su sitio a esta pandilla de estrafalarios que osadamente le han seguido los pasos a un iluminado atrincherándose en el absurdo delirio de independizarse así, a las bravas. Y digo yo, ¿me ha preguntado alguien si yo quiero deshacerme de un pedazo de mi patria? A lo mejor este puñado de nosotros apartados lo que pretende es hacernos un simpa y largarse como si no hubiera pasado nada.

¿Juzgados por rebeldes? ¡Ya quisieran ellos! Ser rebelde mola mucho y no pienso darles ese bonito triunfo. ¡Qué va! La rebeldía es para los valientes, para los honrados, para los que la lían y dan la cara en vez de fugarse en la oscuridad, para los que la libertad es un sueño y no osan en convertirla en una pesadilla. Así que, si aquí hay alguien que va a abanderarse y piensa cometer algún delito por rebeldía, señores, esa voy a ser yo.

Y aprovechando esta vena justiciera confieso que me declaro insurrecta, sublevada, revolucionada y amotinada contra todos aquellos que tiran la piedra y esconden la mano. Sí, esos cansinos que un día te dicen lo que no sienten y al otro día lo vuelven a repetir, así hasta hacerme ilusiones y, cuando ya estás a punto de caramelo, zas, van y me dejan tirada. Directos al artículo 155 y no se hable más.

Tampoco se van a escapar del mamporrazo del 155 los que ni comen ni dejan comer. Mira lo que te digo, si no estás para nada, tampoco estés para todo y folloneando, mira que me espantas a los que sí que dan juego y a mí terminas más por marearme que por darme gusto. Anda y largaos una temporadita a chirona, dad la murga por ahí para que cuando salgáis os hayáis rehabilitado de porculeros.

Estoy deseando mandar a los mozos de escuadra, a la guardia civil y hasta al ejército, para que se paseen por los garitos y retiren del mercado a más de uno o a más de dos. Sí, amigos picoletos, haced el favor de recoger de las calles a los pasapenas que te sueltan el rollo de todas sus desgracias y luego ellos se van de rositas a sus casas y ahí me dejan a mí, compungida y comiéndome el tarro. Y bueno, que no se me vaya a olvidar los que salen a la calle con la escopeta montada dispuestos a la caza y hasta que no consiguen marcar una muesca más en su culata esa noche no cejan en el intento… ¡Por Dios, no hay personaje más ridículo, baboso, patético e insoportable que el cazamariposón que no acepta un NO por respuesta! A este par de especímenes les voy a dar un consejo: caballeros, a la calle se sale llorado, despenado, amado, consolado y f…ado. ¿Qué no entran en razón ante el requerimiento de las autoridades? Pues artículo 155 y sin más explicaciones.

La verdad es que tengo que reconocer que yo también tengo mis días, bueno, mis días y hasta mis semanas. Porque de pronto me dan arrebatos y, como soy muy mía, pues creo no necesitar nada de nadie, o eso pienso yo. Y si estoy en pleno frenesí no atiendo ni a razones, ni a carantoñas, ni a cualquier cosa, y entonces no se me ocurre nada mejor que lanzar un desafío independentista a la vida. Incluso hay veces que me arremolino, me calzo los tacones, arranco el coche y me lanzo por el mundo a lo Thelma y Louise, pero en solitario. Y ahí que me voy a hacer kilómetros y kilómetros, hasta que de pronto me da un frenazo en los por dentro, me salta el airbag emocional, me miro al espejo del retrovisor y me digo:

-¿A dónde voy en plan exiliada? ¿Y si a nadie se le ocurre echarme de menos? ¿Estoy preparada para ver que a la vuelta de este autodestierro el mundo siguió girando sin mí?

Pues decidido, doy plena libertad a las autoridades competentes para que cuando veáis que me está creciendo el flequillo a lo Puigdemont y las ideas se me estén radicalizando, con un mucho de absurdas y totalmente descerebradas por falta de fundamento… No lo penséis más, dadme un buen testarazo en forma de artículo 155, que estoy más que segura de que acabo entrando en razón sí o sí.

Sé que como me ponga soy capaz de encontrar 155 razones para retirar del todo este artículo de nuestro día a día, pero me temo que también tengo otras 155 para dejarlo donde está, porque los cantamañanas no se acobardan tan fácilmente. Pero eso sí, me niego a que la rebeldía sea un delito, porque ¿qué sería de la pasión sin esa sobredosis de rebeldía tan insurrecta?

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Sobre el autor

Contar historias, soñar ilusiones, sentir la vida, compartir sensaciones, descubrir secretos, atravesar lo prohibido... Porque vivir es reír y disfrutar, es contagiarse de la alegría. Porque detrás de cada experiencia siempre hay miles de caminos esperándonos y yo me niego a quedarme quieta. Y como no hay nada como ser el protagonista de nuestros errores y aciertos, de nuestras dudas y de nuestras decisiones, aquí estoy, dispuesta a pasar contigo estos relatos llenos de magia. Un día descubrí que escribir desde lo alto de mis tacones era mucho más divertido y entonces me di cuenta que desde aquí arriba la vida se veía tan bonita que decidí compartirlo. Quizá al leer mi blog te digas: "esto me pasó a mí", "anda, esto me suena", "qué bueno, nunca se me habría ocurrido", "¿será posible que estas cosas ocurran?". Con el deseo de que lo disfrutes cada semana con una sonrisa, de que te haga revivir sensaciones y, sobre todo, para que entre risa y risa, también te ayude a darle vueltas a la cabecita y después salgas a comerte el mundo, antes de que el mundo te coma a ti. ¡Bienvenido al blog "Desde mis tacones"!


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