Mi vida murcianista tiene sólo 15 años. Muy pocos años para tantos recuerdos. Echo de menos ir a pie al campo y no padecer atascos. Echo de menos los cientos y cientos de personas que volvían a sus casas por Ronda de Garay. Echo de menos sentarme en la piedra de la Grada Lateral de La Condomina. Todos apretujados, unos con otros, discutiendo sobre cada jugada con el de arriba, con el de abajo, con el de al lado. Echo de menos a las Bonogol, a los anuncios en el descanso de Estrella de Levante, a las erratas en el marcador. Echo de menos al Panadero de Archena. Echo de menos a muchos aficionados que querían con locura al Real Murcia y ya no están con nosotros. Echo de menos cuando el Real Murcia necesitaba a la afición y la afición respondía.
Echo de menos los pasteles de carne, las cervezas y los bocadillos de jamón en aquellas noches frías entre semana, en Copa del Rey, cuando no éramos más de mil en el estadio. Echo de menos la Tercera División. Cuando éramos los reyes, cuando nos salimos de la tabla, cuando ganamos de goleada cada jornada. Echo de menos todos los años de Segunda B, cuántos jugadores pasaron, cuántos entrenadores tuvimos, cuántas temporadas soñando con estar en lo más alto. Echo de menos a Carrero, un gran capitán. Echo de menos a Raúl Garrido, a Cudi, a todos aquellos jugadores que sentían la camiseta que defendían. Echo de menos a los entrenadores que nos llevaron a lo más alto. Echo de menos a Pedro Valentín Mora, a Lucas Alcaraz. Echo de menos a David Vidal. Otro gallo cantaría si estuviese él sentado hoy en el banquillo grana. Echo de menos a Richi, un señor dentro y fuera del campo. Echo de menos a Reinke, un portero que lo paraba todo. Echo de menos a Acciari, un símbolo para el Real Murcia. Echo de menos a Pepe Aguilar, se lo debemos todo. Y también echo de menos a Iván Alonso esta temporada en el once inicial.
Echo de menos los viajes por la Región, por España, acompañando al equipo. Echo de menos la Redonda murcianista. Echo de menos el murcianismo en estado puro. Echo de menos las celebraciones, los ascensos en Acero, en Granada, en La Condomina, en Ponferrada. En estos malos momentos, echo de menos tantas cosas… Cualquier tiempo pasado fue mejor. Seguiré viviendo con la ilusión del pasado.