¿Y por qué no? La afición ha estallado. Pide cambios y grita basta. No aguanta más esta situación. No quiere seguir soportando números dignos del típico equipo que al final termina descendiendo al pozo de la Segunda B. Y encima, en el año de su Centenario. La grada no está dispuesta a permitir que el conjunto grana siga haciendo el ridículo una semana más. No quiere que el club esté en manos de alguien que no considera como objetivo prioritario salvar el Real Murcia de un descenso cada vez más próximo.
La web del Real Murcia murciamania.com ha organizado una sentada de cincos minutos el próximo domingo, a las 12.00 horas, frente a la puerta principal de Nueva Condomina como señal de protesta por el pasotismo de Jesús Samper ante esta crítica situación. El mandamás grana no debía haber alargado esta penuria. Su dejadez en lo deportivo -y en lo social- no es alarmante, es ya una costumbre. En esta ocasión, dando primero rienda suelta al técnico en la confección del equipo en verano para luego mantenerlo ahora en el banquillo pese a los malos resultados y las protestas de la grada.
Y es que los números del vasco son de destitución gane, empate o pierda el domingo que viene ante el Tenerife. Prolongar este delirio no sirve para nada. Bueno sí, para alargar el sufrimiento del abonado. Afición y equipo necesitan un revulsivo. Seguidores y jugadores requieren alguien que les motive, que les devuelva la ilusión y que les haga sentirse orgullosos del Real Murcia.
Por una vez, la grada está más unida que nunca. Los aficionados tienen un único deseo: salvar la categoría sea como sea. Para ello, una saludable y pacífica iniciativa: una sentada. Una propuesta que debe servir para mostrar a esta directiva que una gran parte de la masa social murcianista ha dicho: «Hasta aquí hemos llegado», que este Real Murcia necesita un cambio de rumbo irremediablemente.
Desde esta columna, animo a todos aquellos murcianistas que acudan a la sentada y participen libremente en ella como protesta por la pasividad del presidente grana en un momento tan peliagudo como éste.
Yo, no lo dudo ni un momento: acudiré a la sentada