Quiero seguir dejando a un lado lo extradeportivo. En estos momentos, por el bien del equipo, sólo hay que pensar en ganar cada partido para salir de los puestos de descenso. Lo que no es permisible es lo de esta semana. Tanto Movilla como Guillamón debían haber mediado sus diferencias en privado. El equipo necesita unión, no cruces de declaraciones día sí, día también. Ya tuvimos bastante con Javier Clemente. Guillamón, aunque le cueste -a mí me costaría mucho mantenerme callado-, debe morderse la lengua pues Movilla hoy por hoy es necesario en el once inicial grana.
Su liderazgo en el medio del campo es vital para el equipo. Aunque también, porque no decirlo, es un arma de doble filo tener como líder del equipo a un jugador que hace y deshace a su antojo dentro del vestuario, que tiene puesta una demanda contra el club, que le pide al Real Murcia algún que otro millón de euros y lo más sorprendente: que pide rescindir su contrato con el Real Murcia. Difícil papeleta la que tiene Guillamón desde arriba y Campos en el día a día con Movilla.
En lo deportivo, el murcianismo está en enhorabuena. Números. Por fin, llegan los números. Siempre he confesado ser un resultadista hasta la médula. A un equipo, a un entrenador, a unos jugadores, hay que exigirles primeramente compromiso; luego, números. Y por último, si existe buen juego, mejor para todos. Con Clemente, no hubo ni números ni buen juego. Ahora, José Miguel Campos ha conseguido en dos partidos lo indecible. Ganar fuera de casa, obtener dos triunfos consecutivos, mantener en ambos encuentros la portería a cero y lo más importante, cambiar la actitud del vestuario. El equipo no hace penaltis, no tiene expulsados, crea oportunidades de gol, no tiene tantos errores en defensa, tiene más tiempo la posesión del balón. Pero hay que tener los pies en el suelo. No seré yo quien lance las campanas al vuelo. El objetivo sigue siendo la permanencia. Queda mucha Liga. Llegarán derrotas y no por ello, habrá que darle la espalda al equipo. Hay que tener paciencia. Desde la destitución de Clemente y el nombramiento de Guillamón como presidente: todo ha cambiado, hay una mejoría. Esperemos que, de las manos de Campos, sigan llegando los números que hacen falta para lograr el objetivo de esta temporada: la salvación.