Jesús Samper vuelve a las andadas y no me sorprende. La afición del Real Murcia está ya acosumbrada pero no debe resignarse. En lo deportivo, el dueño madrileño ha dejado mucho que desear; en lo social, no convence a nadie. La última: cobrar a los abonados sus visitas a la Nueva Condomina. Deleznable. No importa el dinero, tres euros, ni la iniciativa; molesta el hecho, el detalle. ¿Por qué meter más leña al fuego? Después de un paupérrimo centenario, después de las nefastas temporadas en Primera y en Segunda, después de abandonar el barco cuando el club más lo necesitaba para regresar al poco tiempo como ‘El Salvador’, después de no cumplir con su promesa de levantar el concurso de acreededores… Después de todo, ¿cómo se le ocurre dar el visto bueno a la idea de cobrar a los abonados por enseñarle las entrañas del estadio del Real Murcia? ¿No tiene suficiente con todo lo anterior? Qué desafortunado detalle, que forma de maltratar a la mano que le da de comer, que forma de no reconocer y no valorar a una afición que, a pesar de todo, ha estado apoyando al equipo estas últimas campañas.
Y la idea no es mala, todo lo contrario. Pero hay formas y formas. Una cosa es incluir, en el abono del año que viene, dos entradas para visitar Nueva Condomina con un guía y otra muy diferente imponer al abonado pagar tres euros si siente curiosidad en conocer a fondo la instalación municipal del estadio del Murcia.
Es indefendible que Samper apruebe y permita inciativas como ésta que no son nada favorables para los intereres de los seguidores pimentoneros. Estamos ante un nuevo ‘samperazo’. O lo que es lo mismo, llevar la política social de un club de fútbol de la peor forma posible.