Sacar conclusiones tras la primera jornada de Liga es demasiado atrevido y precipitado. Es prematuro analizar de manera catastrófica el primer partido de la temporada. El nuevo Real Murcia cuenta nada más y nada menos que con 16 nuevas incorporaciones, muchas de las cuales hasta hace bien poco, estaban aún en sus respectivos clubes. De momento, hay jugadores; no equipo: está por hacer. El Real Murcia acumula muchas caras nuevas en un corto periodo de tiempo. Se ha fichado a jugadores interesantes para los intereses del Real Murcia. Hay que darles cierto margen, que estamos en la Jornada 1. No se le puede exigir a este equipo ni fútbol ni buen juego a las primeras de cambio. La pretemporada empieza ahora para muchos de los fichajes primentoneros.
La derrota del domingo era previsible; la imagen, no tanto. Los aficionados granas, que tenían puestas muchas expectativas en este nuevo Real Murcia, se fueron el domingo de Nueva Condomina cabizbajos y decepcionados. El Nástic fue un rival muy duro: tiene muy buenos jugadores, con experiencia y seguro que están arriba a final de temporada. Enfrente, sólo desatacaron Sergio Fernández y Mario Rosas. El primero por su seguridad y experiencia; el segundo por su calidad y su visión de juego. ¿Lo malo? Que Mario se ofrece pero no sorprende. No hay conexión con los delanteros. Las bandas no existieron. Arriba, nadie se mueve y no se crea peligro. Kike está muy pero que muy verde y Pedro no puede hacerlo todo. Faltan delanteros que asusten a la defensa rival, que impongan con su presencia y, por supuesto, que metan goles. Dejar marchar a Ranko Despotovic, sin reforzar la delantera con un ‘matador’ de garantía que lo sustituya, ha sido un desacierto. Es el único pero que le encuentro, este año a bote pronto, a la gestión de la secretaría técnica del Real Murcia.
Habrá que esperar, ir partido a partido, sumando puntos y dándole un voto de confianza a los profesionales que defienden la camiseta de esta entidad centenaria. La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces. Sean pacientes.