Sin tener en cuenta la primera parte, donde ambos equipos no jugaron a nada y apenas crearon ocasiones de gol, la segunda mitad fue grana. El Real Murcia se puso por delante y se fue arriba. Eran minutos donde los visitantes se comían a los locales. Chando tuvo en sus botas el 0-2 pero increíblemente le robaron la cartera justo cuando iba a rematar solo ante el portero. La victoria murcianista era una realidad hasta que llegó la expulsión. Y con ella, la renuncia al balón y el gol del Celta a falta de un minuto del pitido final.
En las últimas jornadas, el equipo no ha estado a la altura de las circunstancias pero ante el Celta, la actitud de los jugadores fue diferente: merecieron más. El Real Murcia debió ganar en Balaídos. Sin ganar fuera de casa desde Febrero. Delante, el Celta de Vigo. Con un árbitro casero. Con un jugador menos durante la última media hora de encuentro. Y con un gol encajado, el del empate, en el minuto 90. Le faltó esa pizca de suerte que no ha aparecido en toda la temporada. Pero esa es la actitud. Ese es el carácter. Ese es el camino que debe seguir el Real Murcia para lograr salir de una vez por todas de los puestos de descenso.
Por cierto: ¡Feliz año nuevo! Al 2010 sólo le pido una cosa: la permanencia.