Como si de una broma de mal gusto se tratara, el Real Murcia dijo adiós al ascenso a Segunda División de la peor forma posible: en el último minuto sin merecerlo. Un nuevo varapalo para la parroquia murcianista. Y es que pocas han sido las alegrías estos últimos años. La afición del Real Murcia ha sido maltratada social y deportivamente desde que Jesús Samper llegó a Murcia.
Fieles sufridores, los abonados pimentoneros han aguantado carros y carretas. Planificaciones deportivas desastrosas, temporadas banales, encuentros soporíferos, fichajes decepcionantes y entrenadores deleznables. Sin olvidarnos del ninguneo del presidente a su afición.
Y, sobre todo, los mazazos administrativos y deportivos y sus respectivos descensos de categoría: el verano pasado en los despachos y en Montilivi aquel domingo fatídico de junio del 2010.
Por ello, desde aquí y en estos momentos tan delicados, un merecido homenaje a aquellos aficionados que incondicionalmente, pase lo que pase, acompañan, animan, apoyan y alientan a este club centenario.
¡Siempre Real Murcia!