El planteamiento que hizo Mou en el Camp Nou ante el Barça, salvando las distancias, fue el mismo que hizo ayer Iñaki Alonso en el Miniestadi: esperar atrás e intentar aprovechar alguna contra. En ambos casos, jugarle al rival de tú a tú, al ataque, no es más que un suicidio. Lo más normal es que te bailen y recibas unos cuantos goles. Hay que plantear esos partidos de otra forma para hacer daño, para sacar algo positivo. A Mou se le llamó ‘gran estratega’; a Iñaki Alonso, ‘cagón’. ¿Por qué con Mou sí y con Iñaki no?
El Madrid lo consiguió y se llevó el partido y la Liga. Mou fue alabado. Salir con el autobús ante el FC Barcelona, sin tener ningún fallo en defensa y sin desperdiciar las pocas oportunidades en ataque, no es arriesgado; es el único planteamiento válido para ganar a uno de los mejores equipos de la historia. Que se lo digan al Chelsea en Stamford Bridge.
El Real Murcia llegaba a Barcelona con la presión de estar a 6 puntos del descenso, de encajar 9 goles en las dos últimas jornadas, siendo uno de los equipos más goleados de la categoría, después de perder 10 partidos en las últimas 13 jornadas, enfrentándose a unos futbolistas que -aún siendo jóvenes- juegan como los mayores y lo más seguro que estén jugando eliminatorias de Champions en unos años. Lo inteligente era jugar con el planteamiento con el que salió el Real Murcia: con un 5-3-2 y salir a la contra. Y un único objetivo: no encajar goles.
Y le salió bien. El conjunto grana aguantó la portería a cero hasta el minuto 85. Algo que no sucedía fuera de casa desde la jornada 19, en casa del Nástic (0-2). Los de Iñaki Alonso hicieron un partido impecable en defensa. Con más valor si cabe teniendo en cuenta el rival y después de los partidos precedentes. El Real Murcia, muy serio en defensa, anuló al Barça B. Los blaugrana apenas crearon peligro. Es más, los pimentoneros tuvieron varias ocasiones claras para adelantarse en el marcador y dar la sorpresa en el Miniestadi. El balón no quiso entrar. Y llegó la expulsión de Oriol tan tonta como innecesaria en el 84. Y un minuto después, con un jugador menos, el gol del Barça B: un churro, una carambola. El balón sale rebotado de un rechace de Luciano, que por cierto hizo un muy buen partido en su reaparición, en una de las pocas llegadas con peligro de los locales. Demasiado premio para Dongou y para el Barça B; demasiado castigo para Iñaki Alonso y para sus jugadores. El empate era lo justo. Y ese punto era muy importante para el Real Murcia.
Pero a Iñaki Alonso se le criticó como viene siendo habitual en las últimas jornadas. En las redes sociales se leían auténticas barbaridades sobre el técnico vasco. Los mismos que el día anterior habían piropeado el planteamiento de Mou, ayer tildaban el planteamiento de Iñaki como ‘cagón’. Qué fácil es ser entrenador desde el teclado tumbado en el sofá. Todos hubieran salido ante el Barça B al ataque en su casa. Para echarse a reír.
No son días para valorar la continuidad de Iñaki Alonso. No contemplo el cambio de entrenador. ¿Estamos locos? No ahora.
Aunque la situación es más delicada que antes, el Real Murcia depende de sí mismo para conseguir el objetivo marcado a principio de temporada: la permanencia. A muchos se les olvida. Está a 6 puntos del Alcoyano, del descenso. Pero quedan 8 partidos, 24 puntos y, lo más importante, ante rivales directos como Guadalajara, Huesca, Girona, Nástic o el propio Alcoyano.
No será fácil. Hay que ganar mínimo 2 o 3 partidos. Los de casa. Nueva Condomina debe ser un fortín. Afición y equipo debe ir de la mano en los momentos más difíciles de la temporada. Criticar al entrenador y dar la espalda a los jugadores es lo más fácil pero no lo necesario. Es ahora cuando hay que demostrar el murcianismo. Y yo soy grana.