Jesús Samper reaparece y el aficionado se enfurece. Como todos los años por estas fechas, tras un largo silencio, el mandamás grana desvela el futuro del Real Murcia. Sus palabras no dejan a nadie indiferente. Marcar como objetivo para la próxima temporada el ascenso a Primera División no es una imprudencia; es una provocación. Y más teniendo en cuenta los equipos que van a militar este año en la Liga Adelante: Zaragoza, Mallorca, Betis, Valladolid, Osasuna, Sporting, Racing, Tenerife…
Este presidente no aprende. Aún recuerdo el cartel de la campaña de abonos hace un par de años: ‘Rumbo al objetivo’. Y el escudo del Real Murcia subiendo, a una velocidad de vértigo, hacia un cielo lleno de estrellas. Estrellado precisamente terminó el equipo grana esa temporada descendiendo de categoría y salvándose en último momento gracias al descenso administrativo del Guadalajara.
Imponer una meta tan exigente, ante una afición tan maltratada históricamente en el terreno deportivo, es un error grave. Samper se vuelve a equivocar. No sorprende; ratifica lo que es: un mal presidente.
Dos desastres deportivos en los dos únicos ascensos a Primera División y muchas temporadas desperdiciadas estrepitosamente por no hacer un proyecto deportivo serio, definen la trayectoria deportiva de Jesús Samper al frente del club grana.
Sin entrar a valorar su nefasta política social muy criticada por los aficionados pimentoneros, más de diez años ha tardado el dueño del Real Murcia en sacar un abono infantil tan solicitado por la masa social murcianista desde su llegada a Murcia.
Las cuentas del club son un desastre que no solo preocupa sino alarma al entorno grana. Pese a maquillar los números cada temporada, el Real Murcia está inmerso en concurso de acreedores, acumula una deuda desorbitada y está amenazado por Hacienda por no pagar los 12 millones de euros que debe. El aficionado no merece vivir con miedo a que su equipo desaparezca por la mala gestión de un presidente que preside pero no representa al murcianismo por mucho que intente transmitir lo contrario.