El Real Murcia es antepenúltimo de Segunda División. Sólo tiene once de los 36 puntos posibles y acumula siete derrotas de los once partidos disputados hasta el momento. Junto al colista, es el conjunto que más partidos ha perdido. Es, además, ninguneado por los árbitros. El conjunto grana es el equipo que más penaltis recibe en su contra y uno de los más tarjeteados de la Liga. En cuanto a su juego, aunque el equipo muestra ligeros signos de mejoría, no son suficientes argumentos para saciar la inquietud de la afición.

Los números de Javier Clemente aún son más desalentadores. Desde su llegada a Murcia, pierde siempre lejos de Nueva Condomina, no ha repetido una sola vez la misma alineación y atesora unos números impropios del entrenador de un equipo que ha pasado del todo a la nada en un solo año: el del Centenario.

Y ahora, el mercado de invierno. A cruzar los dedos. Jesús Samper debe fichar para solventar las deficiencias de una plantilla descompensada desde principio de temporada. Una complicada papeleta para el presidente, pues tendrá que volver a confiar en una secretaría técnica que apenas ha demostrado, en los últimos años, saber fichar buenos jugadores. A excepción de casos puntuales como Acciari, Hurtado o Iván Alonso, al Real Murcia se le da muy mal el mercado de invierno. En esta ocasión, a día de hoy, aún se desconoce quién va a tener la última palabra a la hora de fichar. Cuestión que me preocupa aún más si cabe, teniendo en cuenta los precedentes del Real Murcia en este terreno.

Sin duda, nos encontramos con un presente triste; y con un año, el que viene, poco prometedor. Un futuro traumático si no se pone remedio a tiempo.