Es fácil ser crítico con este Real Murcia a las primeras de cambio. Es fácil arremeter contra el entrenador y contra los jugadores con argumentos que no se sostienen. Muchos aficionados pimentoneros han dicho “hasta aquí hemos llegado”. Para ellos, los siete puntos que tiene el conjunto grana a estas alturas en su casillero no les satisface y quieren más, se sienten defraudados y se lamentan de no ver a su equipo como un serio candidato para el ascenso a Primera División.

Yo no lo veo como ellos. Hay que recordar, para empezar, que el objetivo esta temporada del Real Murcia es la permanencia. Cuando se consiga, se marcarán nuevos objetivos. De momento, está fuera de los puestos de descenso. Un bajo presupuesto y muchísimas incorporaciones tienen mucho que ver a la hora de definir el objetivo de los murcianistas. Con el paso de las jornadas, el equipo se irá consolidando y, por consiguiente, los resultados irán llegando. Unos resultados que no son malos como se dice por ahí. El Real Murcia no ha ganado aún pero sólo ha habido un equipo que le ha derrotado en ocho jornadas. Otra razón más para creer: no es tan fácil ganarle a este Real Murcia. De hecho, lleva siete encuentros consecutivos sin perder. Algo bastante importante en una categoría donde reina la igualdad entre la mayoría de las plantillas.

Eso no es lo mejor. El Real Murcia ha conseguido empatar en los primeros cuatro desplazamientos. Nada más y nada menos que contra equipos que actualmente están situados en tercera, cuarta, quinta y sexta posición en la tabla. El último, el Hércules, que hasta la visita del conjunto grana no había cedido un solo punto en el Rico Pérez. Y no sólo se ha logrado empatar sino que el rival no ha demostrado ser mejor que el Real Murcia en el terreno de juego. Unas veces el árbitro, otras la falta de puntería y, por último, la mala suerte, han privado a los pimentoneros de llevarse los tres puntos. Para muestra, un botón: la segunda mitad ante el Hércules. El Real Murcia dominó territorialmente al equipo local: jugando al primer toque, con profundidad, con llegada, con ocasiones, con peligro. La sensación que transmite este equipo es buena. Son jugadores con calidad dirigidos por un buen entrenador que, en ocasiones, puede equivocarse como cualquier ser humano. ¿Cuántos partidos hemos salido del campo o apagado la televisión pensando que el Real Murcia se merecía haber ganado?

Por si fuera poco, los demás partidos que ha disputado el Real Murcia tampoco ha dado señales de flaqueza. Los partidos ante Huesca, Levante, Córdoba, y Hércules, el conjunto grana empezó perdiendo y logró conseguir el empate en todos ellos. Sólo ante el Numancia, logró adelantarse en el marcador aunque luego empatara el conjunto soriano. En temporadas anteriores, era imposible ver una remontada del conjunto grana.

No hay que olvidar, tampoco, las actuaciones arbitrales. El Real Murcia debería tener, mínimo, cuatro puntos más en su casillero. Los pimentoneros están saliendo perjudicados cada jornada. Y en ocasiones, las decisiones arbitrales han alterado el resultado en contra de los intereses murcianistas. Con esos cuatro puntos más, otro gallo cantaría entonces.

Son motivos para creer, para tener esperanza, para no perder los nervios, para dejar de ser catastrofista, para tener los pies en el suelo. El Real Murcia despegará si antes no lo derriban aquellos aficionados que sólo saben criticar sin mesura y sin argumentos al entrenador y a los jugadores cuando las cosas no salen como esperaban. Es cuestión de confianza. Es cuestión de que llegue la victoria. Es cuestión de tener paciencia. Es cuestión de querer, creer y querer creer.