En 1975 prevalecía el interés de las empresas por las personas fieles, con disponibilidad total, no se cuestionaban las órdenes, las propuestas y soluciones las tomaba “el Otro”, no se desarrollaba creatividad, tampoco venía obligado a pensar mucho, ya que el empleo era de por vida. Salarios por antigüedad, sin más.
En el año 2.000 se habla de una búsqueda de una responsabilidad compartida a cualquier nivel. Se valora la creatividad que nos hace diferentes tanto a los individuos como a las empresas. La información debe ser puntual y a primera hora de la mañana, lo de ayer puede que ya no nos sirva.
En la actualidad el dominio de las nuevas tecnologías como herramienta básica para cualquier puesto, visión global de los mercados, resultados medidos por grados de eficiencia en el cumplimiento de sus objetivos, que no en tiempos de trabajo, aportando soluciones, que no en espera de instrucciones siendo, al tiempo, flexibles y versátiles capaces de desempeñar tareas dispares.
La permanencia en la empresa no lo es todo. Ambos se exigen mutuamente resultados.
Aún en esta época tecnológica la focalización en cada uno de los clientes actualizando necesidades y compromisos con éste será la clave del éxito.
Finalmente dos últimas cuestiones del empleado actual:
1º Claro compromiso con el ideario Corporativo, siendo capaces de implicar en esa cultura de empresa a sus inmediatos colaboradores, por que el éxito nunca será de un sólo miembro, “ninguno de nosotros sabe más que todos nosotros”.
2º Debemos saber transmitir la imagen humana de la empresa porqué siempre se perdonan con mas caridad los fallos.
Murcia , 22 de abril de 2013