La despedida de la familia, padre, madre y hermana fue cariñosa, de preocupación pero de gran esperanza, su único hijo se iba muy lejos, buscando la tierra de las oportunidades, donde la gente no pasa hambre. Su madre incapaz de contener las lágrimas.
Su padre se esforzaba por no revelar su terrible sensación de angustia viendo su hijo alejarse, que alzando la mano con entusiasmo se despedía, ¡tranquilos que no me pasará nada, en cuanto llegue os llamo!
Otros ya habían emprendido ese viaje y no volvieron. La huida de la pobreza y la miseria era un viaje infernal. Una aventura terrible de meses a través de montañas y desierto.
El camino se hizo muy duro, anduvo días y días, dejando atrás sus raíces y su hogar donde se le quería.Hacía mucho calor, mucho frío. El suelo le golpeaba los tobillos, la arena le ardía en los descalzos pies. El cansancio le castigaba la espalda y el hambre lo devoraba por dentro, los labios resecos y acorchados por la sed.
Pese a todo, se mantenía con coraje, debía caminar durante muchas jornadas para encontrarse con los demás. ¡Ya queda poco!, decía mirando el trozo de tela que su padre le había dado antes de marchar.
Le habían dicho que eran los colores de la tierra donde nadie pasa hambre.
Al fin llegó al lugar donde se reunió con los demás. Todos arrastraban días de dolor y olor a desierto. Durante varios días se dispusieron a construir escaleras desgarrando la madera de las palmeras.
Una tarde, un hombre uniformado acompañado por otros se les acercó. Todos debían darle el dinero del viaje, según decía era para poder pasar. Debían aguardar a la noche, ocultos y a su aviso utilizarían la escalera para saltar el muro de alambre.
En esa vigilia y a la espera de las sombras, pensaban que un salto, sólo un salto les separaba del lugar donde todo el mundo tiene trabajo, donde nadie hace daño a nadie, donde no existe la envidia y el odio, donde las enfermedades se curan, donde la gente sólo muere de vieja, donde conocería su futura mujer, su nuevo hogar, sus hijos irían a la escuela. Sólo un salto, sólo una valla.
– Ultimas noticias
Cinco inmigrantes subsaharianos han muerto y más de 150 han resultado heridos esta madrugada en la valla fronteriza que separa Ceuta de Marruecos en un intento masivo de entrada de 500 a 600 inmigrantes.
Uno de los fallecidos llevaba, atado a su cintura, un trozo de tela parecido a la bandera española, el otro trozo quedó enganchado en el alto de la valla como si estuviera izada.
MURCIA, 22 de enero de 2014