Las panochas colgadas secando en el techo, la máquina desgranadora con manubrio incorporado espera su turno. El cajón con media docena de perniles duermen sus días y maduran sus flácidas carnes de sus recientes heridas.
El arcón donde la abuela guarda sus refajos y el ajuar de su nieta con sus esparteñas y polainas bien majas.
También es Sala de castigo, ¡Pepito súbete a la sala y no bajes hasta que yo te lo diga!.
Horas y horas leyendo libros de aventuras y tebeos del “capitán trueno”.
Recuerdo haber escapado mas de una vez por la terraza y en horas de siesta bañarme
en la cercana acequia.
Sala donde celebramos los primeros guateques con el picú a pilas, bailábamos con Brincos, Adamo,The Hollies, etc….
nervioso y tenso me ponía
cuando abrazaba la que me tocaba
que casi nunca era la que yo quería.
Me divertía,… fue espacio para los primeros ensayos del grupo musical. La pera colgaba del techo dando poca luz, encendimos varias palmatorias, causando una proyección de sombras en la pared, se movían al son de nuestros ritmos cual de actuación profesional se tratara, nosotros así lo sentíamos.
Se transformó en Sala de lo contencioso por las charlas políticas al principio de la democracia, manifestando cada uno sus críticas y preferencias.
Cuando se alcanza cierta edad los recuerdos de crianza afloran a tu mente,
despertando sensaciones en alianza con el pasado, unas agradables, otras no tanto,
pero como Epicuro decía;
¡ cuando dejas de tener sensaciones, ya no existes!..,.
Tus emociones son anuladas y precisamente en esta Sala siento proyectadas
mis ilusiones.
Si nada nos salva de la muerte y tampoco del olvido,
al menos que el amor nos salve de la vida,
la amistad de la soledad
y el recuerdo,…. del silencio indiferente de nuestra mente….
Murcia, doce de mayo de 2014