En los últimos 25 años venimos asistiendo, tanto en Europa como en el resto del mundo a una nueva catarsis que convulsiona el ámbito político, económico y social, así como frecuentes luchas en emergentes países y fijación de nuevas fronteras. Padeciendo un resurgir del racismo, antisemitismo, islamofobia, etc… motivado además por las crisis económica, presión en los movimientos demográficos, guerras tribales y sobre todo a la inseguridad y al miedo ante el desempleo y, consecuentemente, la pobreza.
La xenofobia, basada en los mismos prejuicios, pero añadiendo los históricos, religiosos y culturales, causan el rechazo a los extranjeros inmigrantes, habiendo un miedo latente al que es diferente, temor a explorar al otro que no es como tú, que ven en ellos un competidor por los recursos existentes.
Al mismo tiempo el poder del Gobierno, a través de sus estructuras, manifiesta con frecuencia, la exclusión social, la privación de derechos inalienables, pero hay más, en algunos países las agresiones se convierten en matanzas étnicas.
También los medios de comunicación insisten en las diferencias culturales y de raza presentan las costumbres y tradiciones como de otro mundo, como cosas raras y muy primitivas. De esta forma, se potencia la exclusión y el rechazo, se ahonda en las diferencias, se impulsa la xenofobia y la hostilidad, que no la hospitalidad (africanos, asiáticos, latinos y musulmanes) suelen ser los afectados.
Así como en la enseñanza, las aulas vienen siendo el cultivo inicial por las separaciones y en los patios, las divisiones de equipos, propician competir entre nativos y foráneos.
Y como no, qué decir del deporte. Todas las semanas lo vemos en los campos de fútbol, dentro y fuera de ellos, pero como dijo Mourinho, “no es el deporte en sí, es el reflejo de nuestra propia sociedad, de nuestras propias carencias y frustraciones”.
ESTRATEGIAS SOLUCIONES
Para el gobierno: aprobar leyes igualitarias en derechos básicos de continuidad en el tiempo, no solo en año electoral. Convenios y acuerdos fronterizos con los países limítrofes e información al inmigrante de los problemas.
Para el poder de la prensa: información objetiva sobre las causas de la inmigración, y no en los efectos que ésta causa. En lugar de culpar de la penosa situación al extranjero, hacerlo a la injusticia social-económica del país de origen y denunciar sus guerras de poder territorial entre tribus.
En cuanto a la enseñanza: transmitir la igualdad del ser humano, las relativas diferencias que pudieran existir, están en su historia, su cultura, tradiciones como ocurre en nuestras propias Comunidades, y no por sus lugares de nacimiento, ni en factores biológicos. Y no solo por los que llegan, sino también los que aquí residen en segunda o tercera generación, que han asumido nuestras costumbres y enseñanzas, y a los que seguimos etiquetando como diferentes.
Ahora bien, tanto para los unos como para los otros, debemos exigirles respeto a las leyes, creencias y tradiciones del país que les acoge.
Alguien dijo, quizás lo diferente hace a las personas especiales, pero que nadie te obligue a ser diferente.
Murcia, 24 febrero 2015.