Quizás mañana los niños no duerman en sus camas. Ha recibido, con fecha límite, una mala nueva. Los hombres de negro pedirán sus llaves y todos a la calle. Con premura ella coge sus pertenencias. Todas caben en una maleta.
– ¿Dónde irán, a casa de su madre?
– Ya es muy mayor y está enferma sin apoyo de la dependencia.
– ¿Con su hermana?
– Tiene cuatro hijos y su marido en paro.
– ¿Quizás a la Parroquia?
– No, es tierra santa y mis hijos no están bautizados.
Esta primera noche pernoctarán en el cajero automático del nuevo propietario de la vivienda. Amaneciendo, recuerda que su primo Juan tiene una granja y mucho espacio.
– No puedo instalaros en casa, pero podéis quedaros en el establo.
– Bien, dice ella, será cosa de tres días. Los de Pascua, las noches serán muy frías pero estaremos calientes y en compañía.
Cuatro meses habían transcurrido cuando el primo le dice:
– Necesito ampliar el establo, quiero meter cincuenta cabezas de ganado. Tomad una hogaza de pan, unas tortas y dos botellas de leche. Podéis llevaros el viejo triciclo para facilitaros la marcha.
Anocheciendo estaba cuando la familia se puso en camino.
– Aprovechemos la noche y podremos ver la estrella de Belén para que nos guie hacia un mundo mejor donde exista una justicia solidaria y todos, todos seamos iguales ante los ojos de Dios.
– ¿Pero veremos a papá? – dice el pequeño.
– Sí hijo, hace tiempo que arriba nos espera.
Se avecina tragedia familiar.
Un año después apareció el vehículo, semienterrado, en una solitaria playa de oriente, o quizás de occidente…bueno no lo sé
Y Juan recibió una postal de la isla de Pascua, ubicada en la Polinesia.
Decía:
Gracias a tus animales pudimos sobrevivir. De las vacas su leche, los hermosos huevos de tus gallinas, la guarda y entretenimiento de tu perro Tobi, al calor de la mula y el buey que dieron a mi familia en tan frías noches.
Mis hijos preguntan por los cuentos de navidad, que cuándo volvemos a casa, y cuando al colegio y cuando veremos a la abuela y cuándo y cuándo, seremos mayores.
Gracias a una madre-coraje que empeñada en salvar a su familia del pensamiento suicida que por su mente rondaba. Y a un niño que acaba de nacer pobre y perseguido por las autoridades, devolvieron la ilusión y esperanza.
Quizás este relato sea lo mas parecido al espíritu navideño.
Murcia, 23 de diciembre de 2016