Todas las mañanas al levantarme voy al salón, observo el vetusto carillón heredado, suena y despierta mis sentidos y pone en marcha la imaginación programando los actos del día. Y como en un teatro, levanto persianas y cortinas, poniendo en escena la música y las noticias para acompañar el desayuno.
Ropa deportiva y recorrido de hora y media por la mota del río para encontrar un motivo, con un destino: crear historias.
Una buena mañana entré, como siempre, al salón. Sentí frío a pesar de ser agosto y observé que el sonoro reloj estaba parado. Levanté el telón y la calle estaba envuelta en una brumosa oscuridad. En la vivienda habían desaparecido los muebles. Mi hija y esposa desayunaban en la cocina. Les di los buenos días pero no respondieron, pasé junto a su lado y no me vieron, insistí, trate de abrazarles y noté el aire frío en mi rostro..
Yo no estaba allí.
Miré por la ventana, brillantes luciérnagas errantes poblaban el cielo, circulando entorno a una luna negra.
Bajé a la ribera donde diariamente ejercito mi primavera. Brujas danzando en torno a los viejos molinos. Pirañas dentadas saltando sobre las aguas. El croar de pajarracos negros invasores de la zona. Mientras, la sardina asustada e inocente escondía la cabeza bajo el puente.
No quiero eternizar mis pesadillas y vivir para siempre, porque de ser así deseo morir o quizás, ya no este aquí..ha ocurrido.
La profunda oscuridad, por fin, gana su batalla a la luz, dice mi otro Yo. Y continua.
Pero que importa morir en penumbra cuando ya nada del día se espera.
Aún esperanzado quedo porque sólo con tus besos y deseos podrás despertarme de esta sonámbula locura en la que me hallo preso.
Y a pesar de ser valiente, miedo tengo a la oscuridad, mucho más al olvido y la necedad. Seguiré viendo el mundo a través de tus ojos, Soledad.
Por fin el sol raya, la brisa siento, río y lloro ambos al tiempo, mientras clamo,
¡qué pesadilla tan extraña!.
De prisa me levanto y abrazo, primero a mi Soledad después al viejo carillón que con su desplazamiento pendular ya acompaña mi realidad.
Murcia, 17 de enero de 2017