Paseo por la alfombrada arena siguiendo los pasos que en ella dejaste. Mientras, la suave y vaporosa brisa humedecida por las olas, provocan largos silencios en una dulce nostalgia de espera.
Porque el tiempo se hace lento para el que desea ser amado.
Pero muy rápido para el que disfruta ya de la felicidad. Y en ese arenoso andar me doy cuenta que prefiero la luz del amanecer al ocaso del anochecer.
Es el nacimiento del disco solar anunciando esperanza para un nuevo día cargado de ilusión.
Sin embargo, el rojo atardecer causa desilusión por las cosas que pretendíamos hacer y no conseguimos. O quizás por el feliz día que pasamos y no pude vernos hasta el próximo verano. Cumplido el periodo vacacional regreso a mi hogar.
Esperaré la bajada de mi Patrona, acompañada de música, con lluvia de pétalos y vitoreada por sus devotos romeros, explosiva pirotecnia y por supuesto, campanas al vuelo anunciando el comienzo de la feria.
Mañana iremos con los pequeños en un fluvial paseo, volaremos las birlochas y visitaremos el recinto.
Quizás, una vez caída la noche, pasearemos por los huertos donde podremos tomar un “bolito” con su “marinera”.
Si el bochorno nos da tregua.
Y en los últimos días, bailaremos al son de las charangas que acompañan a kábilas y mesnadas que vienen rememorando los tiempos de Medina Mursiya.
Y cómo olvidar el feliz día de romería, acompañado por la familia y sobre todo por los nietos para enseñarles el camino y la devota tradición.
Murcia, 4 de septiembre de 2019.- Salto del Grillo