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José Hernández

El salto del grillo

La Universidad del Homicidio

Hace tiempo me hablaron de la existencia de una institución de enseñanza, tan atrevida y peculiar, que inicié los contactos para conseguir visitarla. Ubicada en una isla al sur del Indico.

– «No estará de más que le facilite alguna información preliminar Sr.Giovanni», dijo el rector del establecimiento universitario.

«Usted sabe que el homicidio está ocupando el primer lugar en los factores dominantes y determinantes de la vida actual. Cada día aumenta la sed de venganza, de riqueza y de poder político, y por ello, se incrementa también el número de homicidios».

Pero muchos asesinos solo consiguen herir a sus objetivos humanos; otros dejan huellas demasiado reconocibles de su labor; otros no son capaces ni de esconder los cadáveres ni de evitar su captura. Se trata de personas con poca o ninguna preparación, que no saben que el homicidio perfecto es una obra de arte que puede ser realizada con métodos científicos.

Parece un contrasentido, pero le diré que este instituto, que tengo el honor de presidir, está fundado y mantenido por veteranos del crimen.

Queremos adiestrar, de forma profesional y practica, a los aspirantes que quieran consagrarse al gran arte del asesinato y que, hasta hoy, lo hacían de manera improvisada y sin conocimientos básicos.

En primer lugar, continua el rector, hay una cátedra de anatomía, impartida por un médico evadido de la cárcel y que enseña el conocimiento de los órganos vitales. Existe también una cátedra de psicología, que se ocupa de averiguar los caracteres humanos y sus maneras de reaccionar en momentos de grave peligro.

También una de toxicología para los que prefieren servirse de los venenos de efecto seguro con las máximas garantías de impunidad.

No falta una cátedra de balística, en la que se enseña todo lo referente a las armas de fuego. La de metalurgia se ocupa, en cambio, de las armas blancas, puñales y cuchillos, con instrucciones a su mayor y eficaz uso.

La de gimnasia, se hacen ejercicios de salto, escalada y de lucha. Pero muy especialmente de iniciar a los alumnos en la técnica del estrangulamiento y de la sofocación, y de manera puntual, en el arrastre de un cadáver sin ruido ni excesivos esfuerzos.

También, y aún cuando le sorprenda, hay una cátedra de química, dedicada al estudio de los ácidos y disolventes, precisos para la disolución integral de los cadáveres.

El arte del ocultamiento está confiado a una asignatura singular, en la que el alumnado aprende los diversos sistemas de caracterización y disfraz, y, sobre todo, los recursos necesarios para hacer desaparecer rápidamente las manchas de sangre y huellas digitales.

Una cátedra de Historia Universal del asesinato en la que se describen e ilustran las hazañas de los más célebres homicidas de cada país y sus métodos personales.

Finalmente, una cátedra de antimoral, en las que un hábil filósofo expone las justificaciones biológicas y sociales. Consigue suprimir en los alumnos sus últimos escrúpulos de compasión y de conciencia.

Visitamos el museo Retrospectivo, donde pudimos contemplar armas homicidas de todas las épocas a partir de la primera piedra afilada por el hombre.

Pudimos entrar en las aulas de enseñanza. Los alumnos no se diferenciaban mucho de los de cualquier universidad, y los profesores mostraban aspecto respetable de honestos sabios pero poco afortunados en sus penosos rostros.

Después entramos en una gran sala llena de maniquíes, bien fabricados, que representaban hombres y mujeres, con los que los aspirantes ejercitan, tomándoles como blancos humanos.

Tenemos alumnos, comenta el Director, de casi todos los países del mundo, ya que en ninguno existe institución semejante a la nuestra. Las enseñanzas se imparten en diversas lenguas. La matrícula es módica, pero recibimos elevados donativos de ex alumnos que han hecho fortuna gracias a la enseñanza de nuestros cursos.

Finalmente, me advierte muy cortés, que si contaba algo de lo visto u oído en este centro, no apostaría un céntimo por mi vida. Le he contestado, con la misma cortesía, que desde hace tiempo quería conocer esta peculiar universidad, única por sus enseñanzas en el mundo pero que deseaba seguir viviendo; podía contar con mi total silencio.

Siempre que visito un centro de enseñanza o recuperación de la naturaleza suelo entregar un donativo. En este, también lo pretendía, pero la naturaleza de la materia que aquí se imparte me lo impide. Jamás mi conciencia estaría tranquila

 

Murcia, 22 de octubre de 2019

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Rincón para las palabras pequeñas y bonitas

Sobre el autor

Gusto de narrar mi entorno más inmediato, con frases pequeñas y bonitas.


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