Tiempo vivido | El salto del grillo - Blogs laverdad.es >

Blogs

José Hernández

El salto del grillo

Tiempo vivido

Pasa el tiempo, rápido para el que es feliz, largo para el que tiene miedo, lento para el que espera justicia, doloso y esperanzado para el que está muy enfermo pidiendo soluciones y prórroga de vida.

¿Qué hacer, pues, con el tiempo? Supongo que preguntará usted por el que me queda, ya que el que pasó, pasó.

Ahora bien, como el reloj de Papini, parado eternamente en las siete, pero todos tenemos nuestro momento de gloria.

Describo un relato de vida leído en un viejo libro;

Luis,  persona ya en la jubilación, destina sus días a recorrer lugares para conocer sus monumentos y costumbres. Después de dos días de marcha divisó a lo lejos un pueblo casi oculto en la montaña, y en una colina próxima a la entrada, un bosquecillo revestido de un  verde arbóreo, pájaros y flores de todas clases. La rodeaba una pequeña valla de madera, una portezuela, bien pintada, le invitaba a entrar. El excursionista sintió la curiosidad de ver el bonito lugar. Caminó por su central camino entre piedras blancas distribuidas como al azar entre árboles. Fijando su curiosa mirada en cada detalle de aquel paraíso multicolor. Y en esto descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras; “Amador Ruisan, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días”.

Se sobrecogió al darse cuenta de que aquella blanca piedra no era una simple piedra; era una lápida. Sintiendo pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar.

Mirando a su alrededor, Luis, se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción y decía; “Lucinda Frutos”, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.

El excursionista se sintió terriblemente conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba. Una por una empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares; un nombre y el tiempo de vida exacto del pequeño difunto. Pero el mayor impacto fue comprobar que el que más tiempo había vivido no llegaba a los 12 años.

Embargado por un terrible dolor, Luis, se sentó y se puso a llorar.

El cuidador del cementerio pasaba por allí se acercó, y, preguntó si lloraba por algún familiar. No, ¿qué pasa en este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta población? Por qué hay tantos niños muertos enterrados. ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre este lugar, que les ha obligado a construir un cementerio de niños?

El anciano conserje sonrió y dijo; ¡Puede Vd. serenarse, no hay tal maldición! Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre.

– ¡Le contaré!  

– ¡Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta! Siendo tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo en su vida, abre la libreta y anota en ella; a la izquierda, qué fue lo disfrutado. A la derecha, ¡cuánto tiempo duró el gozo!

– ¡Conoció a su novia, cuánto tiempo duró esa pasión, ¿un año, un mes…? Y el día que se casaron, y el viaje de novios, cuánto duró esa fogosidad. ¡Y  la convocatoria a su primer empleo, y el nacimiento de su primer hijo, y el encuentro con sus padres que desde hace años no pudo verles!

– ¡Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo disfrutado para escribirlo sobre la tumba!

         Porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido

Murcia, 23 de abril de 2021

Temas

Rincón para las palabras pequeñas y bonitas

Sobre el autor

Gusto de narrar mi entorno más inmediato, con frases pequeñas y bonitas.


abril 2021
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
2627282930