Por qué estás apático y desanimado en esta época en la que te obligan a estar alegre y feliz.
¡No sé, quizás no podamos elegir o programar nuestro estado emocional!
Es que no te motivan los reencuentros familiares, las cenas con los amigos, regalos, decoración navideña (incluido el árbol de plástico con sus intermitentes luces) puentes laborables, incluido sus días libres para el consumo y disfrute.
Con todo logramos la situación perfecta para desarrollar la época más feliz del año, porque así te lo cuelgan.
Así que para unos estas fechas son el momento más feliz. Para otros, son días que nos obligan a estar alegres. Por ser fecha de tristes recuerdos, ausencias de seres queridos, mala sintonía con la familia, quiebra económica, etc.
El paralelismo es claro: cuando unos están mal y los demás felices la inevitable comparativa nos hace sentirnos más desgraciados. Por ello, los primeros, prefieren el aislamiento por no interactuar con los demás, le molesta el contento de los otros.
La propuesta: aceptar los cambios y adaptarnos a ellos. No todas las navidades han sido o son iguales. Recordar los momentos de nuestra infancia, los rituales alegres de nuestros padres, el guiso de pelotas de nuestra abuela ‘El Chirriquitín’ que en la parroquia cantábamos al son de zambomba, pandereta y castañuelas . Muchos son los históricos momentos en que debemos inspirarnos para conseguir la ansiada felicidad. Porque la Navidad es un viaje que todos hacemos al pasado, disfrutando con los de hoy y recordando a los de ayer.
Transcurrido el paso del tiempo y volver al lugar de donde partimos y ver que nada ha cambiado, es, darnos cuenta cuánto hemos cambiado (Mandela).
Todo ello podríamos convertir en el ‘Blues de Navidad’.
Murcia, 21 de diciembre de 2021