Vuelan haciendo arabescos, como flechas cortas. Despliegan sus alas y abren la cola invadiendo el amanecer y atardecer del barrio, como un proyectil alado circunvalando el cielo, al tiempo que utilizan diferentes llamadas; unas por situación de peligro, otras, de cortejo o quizás llaman a sus crías. Canto agudo, rápido y chirreante, con breves repiqueteos
Afán por construir sus hogares para sus poyuelos. Por tanto, de aquí para allá, barro en sus piquitos y como un diestro alfarero, adhieren al tejado el nido para tres semanas de estancia.
Pasan la mayor parte en el cielo, son aves migratorias, comen y se aparean en su vuelo. Más de 300 kilómetros al día, desde el norte de África a Europa.
Se emparejan durante toda su vida, siendo sinónimo de felicidad, pero ello no significa que el macho se confíe. Deberá presentarse con el peso adecuado, con su garganta de color castaño y exhibir sus largas plumas asimétricas. Todo, para que su hembra le siga encontrando guapo y atractivo y no le engañe con otra.
En China simbolizan el comportamiento de estas criaturas como la felicidad dentro del matrimonio, pues son fieles a su pareja durante toda su vida, (en este caso unos 11 años ).
Nos sentimos una pareja golondrina, 45 años de matrimonio, ocupando varios nidos, tuvimos cuatro poyuelos, ya fuera del nido, y que a su vez han formado otra familia, esperando que sean proyectiles en el difícil convivir, críen sus hijos de forma disciplinada y sus llamadas de alerta y situaciones de peligro sean efectivas, porque, la vecina rama de internet no descansa .
Reflexión existencial: ¡Amor, a cualquier hora, no cuando toca, amor cualquier día, no solo este día!….