El mar, tu latir y todo lo que merece vivir o ser vivido.
Tus ágiles pasos te acercan a mí y
son motivo de mi existir, de pronto, el sol se detiene sobre ti.
Tu rostro blanqueado por la crema
resalta tu piel ya morena.
Sentados en la arena hemos quemado, en silencio,
dudas y recelos y todo lo que no llena.
El rojo disco solar naufragando en el mar,
da por terminada su jornada y para nosotros,
supone la huida de todos los veranos,
la vigilia indolente de no verte.
Volver a nuestros quehaceres, obligaciones familiares;
la sonrisa con la esposa, el cariño con los hijos, nuevo curso escolar,
un largo y tedioso año sin poder tenerte.
Vuelven las lluvias, los cristales lloran,
en el exterior solo veo oscuridad
y el recuerdo de los felices días que enamoran,
la blanca espuma en nocturnidad
bañando nuestros desnudos cuerpos
bajo el dorado brillo de la luna.
Y tú refugiada en la soledad de la noche
sola y sin reproches en la desnudez de tus pensamientos.
Buscando en el amor imposible
que anestesia tus celos
e ilusiona futuro incierto, pero libre,
premiando así tus desvelos.
Y sobre cristal estrellado y oculta en tu mundo
al acecho de lo ya hecho, y sin mirar atrás,
buscar la razón que ilusione tu corazón
y devuelva la esperanza de volver amar .
Quizás el próximo verano encuentres un nuevo amor,
sin ambages ni equipaje de carga que limite vuestra ilusión.
Murcia, 13 de septiembre 2013 -El Salto del GRILLO