La vejez, próximo a lo inevitable,
último camino transitable
y después, ¿qué?;
es todo el equipaje de una vida,
ya no te quieres mover,
dispuesto ante la puerta de salida
por la que no puedes volver.
La vejez, grave ceremonia de clausura
pero fué juventud alguna ve,
juventud, senda florida,
vejez, corto camino y nuboso,
que recorre el alma solitaria y dolorida..
La vejez, es…volver otra vez (interpretación libre)
reconstruye tu identidad, y
por primera vez,
ya no necesitas fingir
tu actitud se ha transformado
no precisamos demostrar lo que no somos,
tan sólo lo que amamos.
Comencemos a ser nosotros mismos,
ya nada ni nadie nos obliga a redimirnos,
digan lo que digan, en este momento,
el tiempo es nuestro.
De un tiempo que pudo ser mejor
pero, que nunca lo sabremos.
No deseo recordar
momentos felices,
por que, inevitablemente
me vendrán los difíciles.
Si la vejez es la copa dorada
dulce que néctar rebosa,
¡mienten!,
es amarilla y engañosa,
cual hojas de árbol en otoñal caída
en franca retirada y grave recogida .
“La vejez prolonga una vida que muere
y vive una muerte que espera” – Norberto Bobbio.
Y digo yo: la vejez no finaliza con la muerte
es la vida quien acaba en muerte.
Pero me quedo con lo que dice un maestro, Azorín;
“Hay que envejecer pronto
para vivir mucho”.
Reflexión final: En la penumbra vivo,
en un mundo de silencio
de existir o no existir,
con dudas sobre mi porvenir
veo la luz del túnel venir.
Murcia, 21 enero 2013 .-Santa Inés