Gélida mañana gris, el sol quiere salir,
romper las nubes y sacar sus luces,
largo silencio, interrumpido por los patos,
zorzales y ladridos en los bancales.
Silencio en parados de larga duración,
silencio en el Gobierno, sin una explicación,
silencio, se rueda, pero no cabezas,
sí connivencia y engaño a la prensa.
No podemos silenciar nuestra indignación,
por el aumento de la corrupción.
Me cruzo con personas ilusionadas,
quizás enamoradas,
quizás por la próxima primavera
o quizás acostumbradas
a vivir de esta manera.
Mientras, el caudal del río discurre lento, y
en el próximo meandro pienso;
ayer joven e indignado,
hoy cansado, domesticado e hipotecado.
Pero, dijo Machado: «queda sangre en mis venas,
y esta batalla aún no ha terminado».
Nos limitamos a llorar y no hacemos nada,
mucho hablamos pero nadie nos escucha,
pero cuando su tristeza se convierte en indignación
iniciamos su lucha y
somos capaces de cambiar las cosas.
Mas adelante cruzo el puente Calatrava,
y ahí, la marcha se acaba.
Murcia, 14 de marzo 2013 – El Salto del Grillo