Más de 2.000 pueblos se hallan semiabandonados. Lugares como la Sierra de Albarracín, Castilla la Vieja y la Nueva, algunos en Extremadura. Siempre en el Centro peninsular, ya que lugares de costa tienen incentivos turísticos. Así como otros de huerta por su intensa producción.
Algunos de los motivos son las escasas oportunidades de trabajo, el aumento de las tecnologías, las malas comunicaciones, la ausencia de servicios básicos, etc. Pero quiero añadir algunos más; no hay niños para jugar ni jóvenes para enamorar. Y en las ciudades, las nuevas familias tienen mayor libertad y privacidad.
España experimentó un profundo acomodo que tiene su origen en la diversidad y atropellada geografía y una transformación social a partir de los años setenta del pasado siglo.
El vaciado lleva décadas produciéndose. Lentamente los jóvenes se fueron primero a cursar sus estudios vieron las ventajas y el confort de la ciudad, conocieron a alguien y se instalaron. Tuvieron hijos que aquí quedaron.
También las expropiaciones para construcción de autovías y pantanos obligó al éxodo de una población, no solo la afectada, sino también la colindante.
Los pueblos dormitan y los mayores cuentan sus románticas historias en una caída imparable de bajas, no compensada por nacimientos o nuevas llegadas.
El color de estos lugares viene a ser el ocre de su tierra, condenados al silbar de los vientos y al sonido de las aves ‘intrusas’ que anidan y regentan espacios, en otros tiempos llenos de vida, de proyectos fallidos y olvidados. Solo les resta esperar su completa desaparición, si la gestión Administrativa no lo impide.
Solo un edificio se mantiene en pie y abierto, la iglesia, así como su representante en la tierra. Que sigue diariamente convocando a sus pocos feligreses, pero no solo a rezar, se habla también de la problemática del pueblo.
¡Cuando el silencio convoca al recogimiento y a la paz interior en una huida sin retorno!
Las ciudades agrupan y acaparan todas las empresas en sus polígonos industriales, gracias a las infraestructuras facilitadas por las autoridades municipales. Mientras en las zonas rurales no se invierte ni un euro. Queda el primitivo sector primario; agricultura y ganadería que no garantiza un sueldo fijo.
Para la posible recuperación de los pueblos hay que tener en cuenta; que el terreno ha de tener un mínimo de calidad, cultivado en su mayor parte. La reforestación de pastos para el ganado, mataderos industriales, si es posible en cooperativismo, y mejorar las comunicaciones.
Así como una clara política del Gobierno, si de verdad quiere recuperar estos pueblos, pero lo mas importante, ofrecer a las nuevas generaciones un medio de vida en un entorno natural. Momento en que preocupa la creciente contaminación de las grandes ciudades y cerramos las principales avenidas al tráfico.
Así que no sabemos si se trata de un proceso social de progreso o por el contrario, en retroceso. El tiempo juzgará.