Ando, corro y preocupaciones olvido,
mientras, por la renovada mota del río transito
y, con prisa aparente, me cruzo con gente.
Jóvenes frustrados y matrimonios desahuciados
así como prejubilados resignados a un mísero IPC.
Unos saludan, otros, con largos cables
para evitar ruidos, escuchan sus pensamientos
en un laberinto que no consuela ni con el tiempo.
Preocupados están, unos por su situación financiera,
otros por el cierre de su empresa.
Algunos piensan que la Sanidad se enreda,
que la justicia exige mayores costes, y los más,
¡hasta donde llegarán los recortes!
Pero también encuentro personas que amable saludan,
quizás enamoradas, quizás encontraron trabajo,
quizás nueva relación, o, más bien,
acostumbradas a vivir en desolación.
Los ancianos ojos del puente miran hacia poniente,
mientras su vecina sardina, en complicidad con el hachonero,
esperan la primavera para ofrecer su sacrificio
a su patrocinador sardinero.
Quedemos con el beneficio que para la salud supone
la diaria marcha por el viejo cauce del río.
Murcia, 20 de agosto de 2019