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El libro después del libro

Los lectores electrónicos o e-books abundan en las tiendas, gustan y tienen un buen precio: un buen número de requisitos cumplidos entre los ingredientes necesarios para que su implantación progrese. Ya empiezan a verse en los hogares. Todavía no de forma significativa, pero se intuye esa aceptación social que anticipa un cambio: uno más en este no parar. Y si algo hemos aprendido es que todo cambio tiene sus víctimas.

El avance del e-book es una amenaza a la forma tradicional de hacer negocio de las editoriales del mismo modo en que la llegada masiva de los reproductores mp3 lo fue en su momento para la de las discográficas. En España, la iniciativa con mayor soporte por parte de la industria editorial para la adquisición de libros digitales es Libranda, una propuesta que impulsan las principales firmas del país y que parece sabotearse a sí misma. Basta ver el vídeo explicativo en su web para entender que está destinada al fracaso. Un número indecente de pasos y formularios de registro para la descarga del primer libro desanimarán a más de uno. A los supervivientes les estará esperando un precio marcado para no vender; un precio similar al del libro en formato físico. La descarga de libros en internet de forma ilícita es más rápida, más sencilla y además, gratis. ¿Quién compite con esto? Diré quién no: Libranda. Con esto pueden competir la experiencia única del papel o las ideas innovadoras y Libranda no es ninguna de las dos cosas.

La estrecha relación que se crea entre el libro de papel y el lector es una baza a favor del negocio, pero no todo el mundo aprecia el papel en igual medida. Para estos otros lectores, bastante numerosos, existe un hueco por llenar. Tengo la sensación de que la iniciativa española ’24 Symbols’, que acaba de alcanzar la fase de beta privada y que intenta importar el modelo de Spotify a la lectura, está más cerca de constituir una alternativa para el consumidor. La idea es ofrecer libros gratis a cambio de publicidad o libres de ella mediante suscripción y da cabida editoriales y autores, que pueden firmar contrato a título individual y poner a disposición de los usuarios de la plataforma su obra. A esto se le suma una capa social de recomendación de lecturas y citas. Y tal vez no funcione, pero es el primer intento en el sector que merece ser tomado en serio.


Ilustración: Iker Ayetarán

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Blog de tecnología y redes sociales de @garciabastida en laverdad.es

Sobre el autor

Periodista en 'La Verdad'. Guardo un rincón para las cosas pequeñas en 'La esquina doblada'. En Twitter soy @garciabastida


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