En el último trimestre la situación en el decisivo enfrentamiento entre Microsoft, Google y Apple se ha aclarado un poco. Este mes de octubre fue el elegido por las tres compañías para mostrar sus cartas de cara a los próximos meses. Así como las pistas sobre sus planes de futuro.
Microsoft presentó Windows 8 para ordenadores y tabletas, así como su propia visión de lo que una tableta debe ser con Surface y Surface Pro; y Windows Phone 8 para los smartphones con el apoyo de Nokia y su Lumia 920 como bandera.
Google, por su parte, mostró la última versión del Chromebook, una propuesta, sin réplica en otras compañías, que entiende el ordenador portátil como un dispositivo de entrada a los servicios en línea que olvida el almacenamiento local para confiar los contenidos a ‘la nube’. Sus ventajas son su precio, su velocidad, y su concepción como elemento prescindible. Puesto que todo está en la nube, su extravío no supondrá el menor problema de seguridad ni la pérdida de datos. Un nuevo Chromebook, introducir la contraseña y listo. Su principal virtud, sin embargo, es su mayor problema. Las ventas indican que la mayoría de los consumidores prefieren tener un mayor control sobre sus datos que cederlos a a los servidores de Google.
Pero el Chromebook no es la apuesta estrella de Google. La empresa del buscador está mucho más confiada en la posición de Android. Y lo ha demostrado con la ambiciosa renovación de toda su su gama de terminales Nexus, es decir: el teléfono (Nexus 4), que esta vez ha diseñado en colaboración con LG; y su tablet de siete pulgadas (Nexus 7), que ahora suma a su ya atractivo precio de entrada de 199 euros, una capacidad de 16 Gigas; pero a estos dos se les ha sumado un hermano mayor y vitaminado, el Nexus 10, un tablet con pantalla de alta definición de 10 pulgadas que compite de forma directa y muy agresiva en precio y características con el iPad. Su precio de partida es de 399 euros para el modelo de 16 Gb y cuenta con una resolución que supera a la del último iPad con retina display.
Apple, por su parte, no se ha quedado atrás y ha lanzado en solo dos meses su nueva versión del sistema operativo móvil iOS 6, el iPhone 5, el iPad mini, la cuarta generación del iPad, los Macbook Pro retina display de 15 y 13 pulgadas, el rediseño del iMac, y la renovación del Mac Mini.
Sin embargo, el que probablemente sea el movimiento más importante de Apple este año, no tiene que ver con un producto, sino con su reorganización interna. La salida anunciada ayer del vicepresidente del sistema operativo iOS, Scott Forstall, que abandonará la compañía el próximo año, y del responsable de las tiendas Apple Retail Store, John Browett, son toda una declaración de intenciones del CEO de la empresa de la manzana, Tim Cook, que parece decidido a no permitir que algunas polémicas salpiquen la imagen de la marca. Forstall, fue pieza clave en el nacimiento del iPhone, que se ha convertido en la mayor fuente de ingresos de Apple, sin embargo, su dirección de dos proyectos de tanta importancia como Siri los mapas, ha metido en algunos aprietos a la compañía de California, que prometió en ambos casos más de lo que podía ofrecer, una costumbre totalmente contraria a la filosofía de Apple, que habitualmente se muestra muy conservadora para asegurarse que los consumidores encuentran más de lo que esperan.
Lo cierto es que en el último año, los productos que han dependido de Forstall han dado cierta sensación de deriva. El vicepresidente de iOS realizó en el lanzamiento del iPhone 4S una presentación de Siri en la que obvió por completo las limitaciones de un servicio que se lanzaba como versión beta. En el caso de los mapas, la situación fue mucho más obvia. Forstall anunció como una gran noticia la sustitución de Google Maps en los dispositivos iOS por el servicio de mapas de Apple, que calificó como el “más bonito y poderoso”, una forma muy optimista de verlo, tanto que Apple tuvo que pedir perdón a sus consumidores por lanzar una aplicación que no cumplía con sus estándares de calidad.
También en la interfaz de iOS, otra de las responsabilidades de Forstall, se han visto en los últimos tiempos algunos titubeos poco propios de Apple, con la aparición de inconsistencias en el diseño de aplicaciones e iconos.
En este apartado, parece una buena noticia para los usuarios de Apple que el reputado responsable del diseño de los productos Jonathan Ive, vaya a ocuparse también del diseño del interfaz. El británico ha demostrado sobradamente su buen hacer en el diseño industrial de Apple durante las últimas dos décadas, y ahora tendrá la posibilidad de extender su visión al software.
Parece claro que cuando se lance iOS 7, habrá sorpresas.
Bob Mansfield, Eddy Cue y Craig Federighi también han sumado peso en la compañía. Todos son nombres de una trayectoria consolidada.
Con estas cartas boca arriba, parece que 2013 será nuevamente un año bastante movido.