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Juan José Ríos

La i de innovación

Baterías de madera

Los residuos de la cerveza se pueden aprovechar para producir biogás. Estrella de Levante acaba de poner en marcha una innovadora planta de biometanización que va a aprovechar 22.000 toneladas de residuos de cerveza para generar  más de 2 millones de metros cúbicos anuales de biogás, el equivalente al consumo de combustible de 25  autobuses urbanos durante un año.

La planta de biometanización de Estrella de Levante, además, se basa en el estudio y aplicación de procesos naturales,  como el de la  digestión de las vacas. El elemento más emblemático de la planta, el “digestor”, replica el proceso de fermentación de los alimentos en el estómago de los rumiantes para generar el biogás. Esta especie de enorme recipiente abovedado es lo que se conoce con el nombre de biodigestor.

Una vez extraído el biogás, el resto de la fabricación de la cerveza, el llamado bagazo, tras su desecación, se pretende convertir en alimento para el ganado. La llamada “Ciudad del reciclaje”,   ubicada en la pedanía murciana de Cañada Hermosa, se completará con la creación de las  plantas de tratamiento  de residuos de aparatos electrónicos y la de vehículos fuera de uso, así como ampliaciones para el aprovechamiento de los residuos de aceites, plásticos, biodiesel y neumáticos, configurando un cluster medioambiental de vanguardia, según recoge La Verdad.

En contraposición con el modo de funcionamiento de la economía tradicional, que es el  de “usar y tirar”: extracción de materiales, fabricación de productos de un solo uso, generación de desechos y eliminación de los mismos, la Unión Europea promueve la llamada economía circular, en la que, bajo el lema: reutilizar, reparar, reciclar,  los residuos se convierten en recursos, creando riqueza y empleo, velando por el medio ambiente.

El respeto al medio ambiente, la creciente concienciación sobre la escasez de recursos fósiles y la observación de la naturaleza como fuente de inspiración para generar innovaciones disruptivas están en la base de la llamada economía azul, concepto  sobre el que abundaré en mi próximo post.

Sirva como adelanto, a título de aperitivo, la iniciativa de Sony de crear una batería de “madera”,  para ser más exactos, que aprovecha las propiedades conductoras de la lignina de la celulosa, utilizando el mismo mecanismo que utilizan las termitas para obtener energía de la madera.

Casi tan llamativo como este caso, o más, es el de la biobatería diseñada por la Universidad de California que utiiza el  sudor humano para generar electricidad, por medio de un sensor tatuado en la piel. Lo anecdótico  es que las personas en baja forma son potenciales liberadores de energía en mayor medida que las más atléticas debido a que se fatigan antes y por tanto, activan antes el proceso químico necesario.

Lo dicho, en el próximo post seguiremos hablando de la economía azul.

 

 

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Sobre el autor

Si tuviera que definirme en pocas palabras diría que me considero catalizador, promotor de cambios. Dentro de un espíritu inquieto y de sana rebeldía, me gusta definir las actuaciones dentro de un marco que las dote de coherencia. Me importa mucho el entendimiento personal. Mi mundo, hasta los 26 años, se ceñía exclusivamente al ámbito educativo. Estudié Matemáticas y la salida inmediata era la enseñanza. Nunca pensé que podría dedicarme a algo diferente. Me tocó vivir la eclosión de los ordenadores personales de la década de los 80. Empezaron a dotarse los centros educativos de PC ́s. Fui uno de los profesores de Informática de este primera ola. En esta época, junto a un amigo, adquirí mi primer ordenador personal (carísimo) para uso empresarial. Empecé a conocer el mundo de la empresa. En la década de los 90, me cautivó el Informe Bangemann, como marco inspirador de la Sociedad de la Información. De la mano de Juan Bernal, Consejero de Economía y Hacienda, fui Director General de Informática de la Comunidad de Murcia. Fue una etapa apasionante y creativa donde abordamos proyectos como la Red Corporativa de Banda Ancha, la adaptación al euro y el año 2000, la implantación de SAP o la realización de uno de los primeros proyectos de ciudad digital de nuestro país (Ciezanet). Compaginé, durante muchos años, la docencia con el desempeño de puestos de responsabilidad en empresas regionales del sector TIC. En 2009, como profesor, puse en marcha un proyecto innovador cuyo objetivo fundamental era comprometer a los padres en la mejora del rendimiento educativo de sus hijos (proyecto COMPAH). Empecé a familiarizarme con el mundo 2.0 y a emplear estos recursos en mis clases. Como admirador de Morris Kline, soy un amante de las aplicaciones de las Matemáticas al mundo real como elemento motivador de su estudio por parte de los alumnos. Mi primer contacto con las metodologías de la innovación (Design Thinking) se produjo en 2010, de la mano de un consultor, Xavi Camps, que me hizo ver que la creatividad y la innovación son la base de la prosperidad de las organizaciones y que estos atributos se pueden entrenar y perfeccionar. Desde entonces, soy un apasionado de la innovación como concepto transversal. Creo profundamente en la innovación pública. Las instituciones no pueden seguir funcionando casi como en el siglo XIX. Deben transformarse, en el contexto del paradigma de Gobierno Abierto, para convertirse en organizaciones centradas en los ciudadanos, transparentes, sostenibles, eficientes, ligeras y facilitadoras de la actividad empresarial y de la creación de empleo de la mano de iniciativas como el Open Data. Como ciudadano me preocupa especialmente la sostenibilidad de la sanidad pública, y de las pensiones, ahora que voy viendo cada vez más de cerca la edad de la jubilación. No sé contar chistes pero me divierte el humor surrealista y los juegos de palabras, que a menudo sufren familiares y amigos. He trabajado como asesor de innovación en la CARM (2012-2016). Actualmente he vuelto a mis clases en el IES Alfonso X El Sabio, soy Director Adjunto de la Cátedra Internacional de Innovación de la UCAM y participo en un proyecto empresarial.


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