Los residuos de la cerveza se pueden aprovechar para producir biogás. Estrella de Levante acaba de poner en marcha una innovadora planta de biometanización que va a aprovechar 22.000 toneladas de residuos de cerveza para generar más de 2 millones de metros cúbicos anuales de biogás, el equivalente al consumo de combustible de 25 autobuses urbanos durante un año.
La planta de biometanización de Estrella de Levante, además, se basa en el estudio y aplicación de procesos naturales, como el de la digestión de las vacas. El elemento más emblemático de la planta, el “digestor”, replica el proceso de fermentación de los alimentos en el estómago de los rumiantes para generar el biogás. Esta especie de enorme recipiente abovedado es lo que se conoce con el nombre de biodigestor.
Una vez extraído el biogás, el resto de la fabricación de la cerveza, el llamado bagazo, tras su desecación, se pretende convertir en alimento para el ganado. La llamada “Ciudad del reciclaje”, ubicada en la pedanía murciana de Cañada Hermosa, se completará con la creación de las plantas de tratamiento de residuos de aparatos electrónicos y la de vehículos fuera de uso, así como ampliaciones para el aprovechamiento de los residuos de aceites, plásticos, biodiesel y neumáticos, configurando un cluster medioambiental de vanguardia, según recoge La Verdad.
En contraposición con el modo de funcionamiento de la economía tradicional, que es el de “usar y tirar”: extracción de materiales, fabricación de productos de un solo uso, generación de desechos y eliminación de los mismos, la Unión Europea promueve la llamada economía circular, en la que, bajo el lema: reutilizar, reparar, reciclar, los residuos se convierten en recursos, creando riqueza y empleo, velando por el medio ambiente.
El respeto al medio ambiente, la creciente concienciación sobre la escasez de recursos fósiles y la observación de la naturaleza como fuente de inspiración para generar innovaciones disruptivas están en la base de la llamada economía azul, concepto sobre el que abundaré en mi próximo post.
Sirva como adelanto, a título de aperitivo, la iniciativa de Sony de crear una batería de “madera”, para ser más exactos, que aprovecha las propiedades conductoras de la lignina de la celulosa, utilizando el mismo mecanismo que utilizan las termitas para obtener energía de la madera.
Casi tan llamativo como este caso, o más, es el de la biobatería diseñada por la Universidad de California que utiiza el sudor humano para generar electricidad, por medio de un sensor tatuado en la piel. Lo anecdótico es que las personas en baja forma son potenciales liberadores de energía en mayor medida que las más atléticas debido a que se fatigan antes y por tanto, activan antes el proceso químico necesario.
Lo dicho, en el próximo post seguiremos hablando de la economía azul.