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Juan José Ríos

La i de innovación

El “viyadé” innovador

Muchas innovaciones surgen del descubrimiento de aspectos nuevos derivados de observar circunstancias habituales con “otros ojos”, desde otra perspectiva o como consecuencia de analizarlas de forma menos rutinaria.

El término que se utiliza para describir esta sensación de hallazgo es el de vu jàdé (pronúnciese viyadé) como contraposición del concepto de déjà vu, impresión  que experimentamos cuando percibimos como familiar o vagamente conocido un lugar, una persona o una situación que sabemos con certeza que es inédita para nosotros.

La palabreja “viyadé”, que ya conocía, me la he vuelto a encontrar  en un magnífico documento, de autor anónimo, que resume con gran claridad las ideas fundamentales vertidas en una conferencia celebrada en Bilbao por Tom Kelley,  presidente de IDEO, empresa líder en innovación empresarial, a propósito de su libro: las 10 caras del innovador.

Estos roles que desempeñan las personas relacionadas con el proceso innovador adoptan, según Kelley nombres tan sugerentes como los de: antropólogo, experimentador, polinizador, saltador de obstáculos, colaborador, director,  arquitecto de experiencias, diseñador de escenas, cuidador y contador de historias.

La primera de estas “caras”,  la más destacada, junto a la del  experimentador, es la del antropólogo, que es quien aporta al proceso de la innovación el elemento clave de observación del comportamiento humano, la más relacionada con el vu jàdé.

La observación y el análisis profundo de las experiencias cotidianas de usuarios de nuestros productos o servicios, leánse: alumnos, pacientes, clientes o ciudadanos,  y el estudio de las mejores prácticas de cada ámbito de actuación  constituyen, sin duda, un poderoso instrumento de mejora continua y de innovación para profesionales, empresas y Administraciones Públicas.

En mi experiencia como bloguero, con frecuencia me ocurre que abordo la redacción de un post con una idea en la cabeza y tras sucesivas derivaciones colaterales acabo escribiendo sobre otra, o no dedicándole toda la extensión requerida al tema inicialmente pensado.

Y eso me está ocurriendo ahora, que van pasando los párrafos y ya no tengo espacio para ocuparme de la idea original, que era escribir sobre las teclas clave que hay que tocar para transformar las Administraciones Públicas en organizaciones centradas en los ciudadanos, como había prometido en mi entrada anterior.

El concepto de viyadé me surgió tras la revisión de una magnífica conferencia sobre innovación pública, a la que asistí hace unos años, y de la que no asimilé, en ese momento, todo el calado de los mensajes que se deslizaban en ella. Y en particular, los relativos a la importancia de abordar este proceso transformador  con una “mirada fresca”, con los ojos de antropólogo que dice Kelley y con el sano inconformismo que recoge mi admirado y socorrido Amalio Rey en su post “Antropología de la innovación”:

 “La antropología pone en crisis el decorado de las verdades establecidas ya que durante su estancia sobre el terreno el investigador está obligado a dejar atrás la protección que supone el conformismo respecto a un orden concreto”

En la próxima entrada prometo incluir el vídeo de la magistral conferencia citada … y hablaremos del gobierno.

 

 

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Sobre el autor

Si tuviera que definirme en pocas palabras diría que me considero catalizador, promotor de cambios. Dentro de un espíritu inquieto y de sana rebeldía, me gusta definir las actuaciones dentro de un marco que las dote de coherencia. Me importa mucho el entendimiento personal. Mi mundo, hasta los 26 años, se ceñía exclusivamente al ámbito educativo. Estudié Matemáticas y la salida inmediata era la enseñanza. Nunca pensé que podría dedicarme a algo diferente. Me tocó vivir la eclosión de los ordenadores personales de la década de los 80. Empezaron a dotarse los centros educativos de PC ́s. Fui uno de los profesores de Informática de este primera ola. En esta época, junto a un amigo, adquirí mi primer ordenador personal (carísimo) para uso empresarial. Empecé a conocer el mundo de la empresa. En la década de los 90, me cautivó el Informe Bangemann, como marco inspirador de la Sociedad de la Información. De la mano de Juan Bernal, Consejero de Economía y Hacienda, fui Director General de Informática de la Comunidad de Murcia. Fue una etapa apasionante y creativa donde abordamos proyectos como la Red Corporativa de Banda Ancha, la adaptación al euro y el año 2000, la implantación de SAP o la realización de uno de los primeros proyectos de ciudad digital de nuestro país (Ciezanet). Compaginé, durante muchos años, la docencia con el desempeño de puestos de responsabilidad en empresas regionales del sector TIC. En 2009, como profesor, puse en marcha un proyecto innovador cuyo objetivo fundamental era comprometer a los padres en la mejora del rendimiento educativo de sus hijos (proyecto COMPAH). Empecé a familiarizarme con el mundo 2.0 y a emplear estos recursos en mis clases. Como admirador de Morris Kline, soy un amante de las aplicaciones de las Matemáticas al mundo real como elemento motivador de su estudio por parte de los alumnos. Mi primer contacto con las metodologías de la innovación (Design Thinking) se produjo en 2010, de la mano de un consultor, Xavi Camps, que me hizo ver que la creatividad y la innovación son la base de la prosperidad de las organizaciones y que estos atributos se pueden entrenar y perfeccionar. Desde entonces, soy un apasionado de la innovación como concepto transversal. Creo profundamente en la innovación pública. Las instituciones no pueden seguir funcionando casi como en el siglo XIX. Deben transformarse, en el contexto del paradigma de Gobierno Abierto, para convertirse en organizaciones centradas en los ciudadanos, transparentes, sostenibles, eficientes, ligeras y facilitadoras de la actividad empresarial y de la creación de empleo de la mano de iniciativas como el Open Data. Como ciudadano me preocupa especialmente la sostenibilidad de la sanidad pública, y de las pensiones, ahora que voy viendo cada vez más de cerca la edad de la jubilación. No sé contar chistes pero me divierte el humor surrealista y los juegos de palabras, que a menudo sufren familiares y amigos. He trabajado como asesor de innovación en la CARM (2012-2016). Actualmente he vuelto a mis clases en el IES Alfonso X El Sabio, soy Director Adjunto de la Cátedra Internacional de Innovación de la UCAM y participo en un proyecto empresarial.


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