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Juan José Ríos

La i de innovación

Las paradojas de la innovación

La propuesta me llegó, de forma inesperada, a mediados de julio: “Hemos pensado en tí para formar parte del equipo técnico de evaluación – ETE-  de los III Premios de la Innovación y Buenas Prácticas de la Administración Regional“.

Una distinción que no podía ni debía rechazar, lógicamente, pese a que llevaba implícita la penitencia de tener que trabajar en mis teóricas vacaciones.

Desde la popularización de Internet es más difícil desconectar del trabajo, máxime disponiendo de dispositivos inteligentes ubicuos y de las posibilidades de la computación en la nube.

Se utiliza el término travacaciones, para designar un período de descanso teórico mezclado con mantener un mínimo contacto con nuestras ocupaciones laborales.

El asunto empeora cuando la “v” se torna en “b” y entonces hablamos de trabacaciones cuando la perentoriedad de un trabajo nos obliga a ocupar de forma invasiva el tiempo que deberíamos dedicar al descanso y al ocio, como nos está ocurriendo a los miembros del citado ETE este verano.

Trabajando en vacaciones

http://www.expansion.com/emprendedores-empleo/desarrollo-carrera/2015/07/07/559bec4c268e3ef31b8b4589.html

 

Así que, justo este año que me había hecho el firme propósito de no leer ni escribir nada que tuviera que ver con la innovación durante el mes de agosto, me veo aquí, escribiendo este post, y leyendo proyectos, es decir trabacacionando, en la distancia,  de forma colaborativa gracias a Google + y Drive con unos compañeros de lujo, Juande Cánovas y Fernando Ruiz, cada uno desde su lugar de veraneo, eso sí

En la I Edición de estos Premios, convocados por primera vez en 2014, resultó premiada, entre otros, la Fundación para la Formación e Investigación Sanitarias de la Región de Murcia (FFIS)  por el proyecto “Gestión Sanitaria basada en conocimientos”, realizado en colaboración con el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (HUVA).

Una iniciativa sobre la gestión on line del Servicio de Urgencias del HUVA que pude conocer de primera mano y que me impresionó vivamente por la “inteligencia” que aporta a la organización el aprovechamiento de los datos generados por el propio sistema informático que regula el funcionamiento ordinario del servicio, sin que nadie reparara antes en su altísimo valor estratégico.

Según consta en la memoria del proyecto: “A partir de datos disponibles, controla los flujos de actividad del servicio analizando indicadores de asistencia, saturación de recursos, ingresos a servicios, tiempos de atención, alarmas, etc. Todo ello en tiempo real y utilizando formatos Web y cuadros de mando gráficos.  Está adaptado a dispositivos móviles (tablets, smartphones, etc.) y con conexión a TV con funcionamiento de mensajería y alertas. Sirve tanto para el profesional de atención directa como a los responsables del servicio o a los equipos de dirección a través de la explotación estadística configurable. Los efectos en términos de tiempos de atención a los pacientes, eficiencia en la resolución de problemas médicos y disminución en los costes operativos son las ventajas derivadas de su implantación”

La FFIS fue dirigida, desde su creación, en 2005, hasta el momento de su jubilación, el año pasado, por  una persona de gran calidad humana y profesional, todo un caballero que me honra con su amistad: Juan Pedro Serna Mármol.

Juan P. Serna

Juan Pedro Serna en su toma de posesión como académico de la R.A.M.C.

El Dr. Serna Mármol tiene un brillante CV pero nunca le he oído alardear de él. Por esa modestia suya, precisamente,  diré, aunque me retire el saludo, que fue el número 1 en las oposiciones para Inspector del Cuerpo Sanitario de la Seguridad Social.

Entre otros cargos y responsabilidades ejercidas, ha sido Director General de la Ciudad Sanitaria “La Paz”  y del Hospital Alemán de Madrid, asesor técnico de la Subsecretaría del Ministerio de Sanidad y ha participado, como experto en proyectos de construcción, equipamiento y puesta en marcha de varios hospitales, dentro y fuera de España. Es miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de la Región de Murcia.

Sin desmerecer en absoluto a los demás premiados, quiero recoger hoy, algunas de las clarividentes frases que deslizó Juan Pedro Serna en su breve discurso de agradecimiento por el premio recibido en el que no deja de señalar, con valentía, una de las grandes paradojas de la innovación pública: el mismo sistema que te distingue como innovador hace todo lo posible por impedir que lo seas.

Quizá por eso tiene especial mérito para los empleados públicos de base el mero hecho de optar a este tipo de reconocimiento.

  • Es alentador comprobar que la cultura de la innovación empieza a calar entre quienes tienen la responsabilidad de la gobernanza de lo público, y esta convocatoria de premios es un ejemplo de ello.
  • Hacen falta políticas y programas específicos, aunque no parece que se consiga innovar por decreto. Sobre todo es necesario un cambio de cultura,  que resulta ser el más complejo.
  • La burocracia que  impregna casi genéticamente lo público,  premia el cumplimiento de lo “de siempre”, de lo estricto, de lo regulado,  aunque ello, frecuentemente, no comporte mejores servicios a la ciudadanía sino más bien lo contrario. 
  • La capacidad de la burocracia para hacer complejo lo simple resulta asombrosa y ésto aún con el argumento del  “garantismo” que, en forma de controles basados en el principio de desconfianza,  llega a desvirtuar la razón de ser primaria  de nuestra función y hace innecesariamente dificultoso el trabajo.
  • Las iniciativas que provienen de la base, del personal que, podemos convenir es el recurso más importante de toda organización, no suelen tener una fácil acogida sino, frecuente y lamentablemente, lo contrario. Ello lleva, con mucha frecuencia, a su fracaso casi desde el principio.
  • El espíritu de compromiso  y perseverancia que se necesita para ser innovador choca con  el escepticismo, desapego cuando no el obstruccionismo o la oposición abierta de la organización. La resistencia natural al cambio no explica por sí sola esta lamentable realidad.
  • La frustración cuando lo que se propone no encuentra cauce alguno en su aplicabilidad estando seguros de su valor, es muy desalentadora. Por  contra, el reconocimiento, como ahora se hace es suficiente recompensa y estímulo para continuar.
Certeras palabras que sin duda compartimos muchos de los que nos englobamos en el movimiento, cada vez más numeroso,  de intraemprendedores o innovadores públicos.
Gente iconoclasta, con altas dosis de resiliencia y tolerancia a la frustración que en los momentos bajos, para animarnos,  releemos el conocido artículo de Ken Miller (inspirado en el “Anyway” que escribió Ken Keith en 1968): “¿Frustrating by an Unchangeable Agency? Change anyway”.
La versión resumida de este documento, en español: “Decálogo para innovadores públicos”,  incide en las paradojas de la innovación , alentándonos a perseverar con mandamientos como éstos:
  • La recompensa por un buen trabajo es más trabajo. Haz buenos trabajos de todos modos.
  • Los asesores jurídicos no te dejarán hacerlo. Simplifica de todos modos.
  • No hay tiempo para pensar en mejorar lo que hacemos. Haz tiempo de todos modos.
  • Todas las valientes reformas que hagas serán deshechas por la próxima Administración. Haz reformas valientes de todos modos.

 

Me despido de los posibles lectores que hayáis llegado hasta aquí, travacacionando un poco, con la bonita e inspiradora canción: “Anyway”. ¡Feliz resto de vacaciones¡


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Sobre el autor

Si tuviera que definirme en pocas palabras diría que me considero catalizador, promotor de cambios. Dentro de un espíritu inquieto y de sana rebeldía, me gusta definir las actuaciones dentro de un marco que las dote de coherencia. Me importa mucho el entendimiento personal. Mi mundo, hasta los 26 años, se ceñía exclusivamente al ámbito educativo. Estudié Matemáticas y la salida inmediata era la enseñanza. Nunca pensé que podría dedicarme a algo diferente. Me tocó vivir la eclosión de los ordenadores personales de la década de los 80. Empezaron a dotarse los centros educativos de PC ́s. Fui uno de los profesores de Informática de este primera ola. En esta época, junto a un amigo, adquirí mi primer ordenador personal (carísimo) para uso empresarial. Empecé a conocer el mundo de la empresa. En la década de los 90, me cautivó el Informe Bangemann, como marco inspirador de la Sociedad de la Información. De la mano de Juan Bernal, Consejero de Economía y Hacienda, fui Director General de Informática de la Comunidad de Murcia. Fue una etapa apasionante y creativa donde abordamos proyectos como la Red Corporativa de Banda Ancha, la adaptación al euro y el año 2000, la implantación de SAP o la realización de uno de los primeros proyectos de ciudad digital de nuestro país (Ciezanet). Compaginé, durante muchos años, la docencia con el desempeño de puestos de responsabilidad en empresas regionales del sector TIC. En 2009, como profesor, puse en marcha un proyecto innovador cuyo objetivo fundamental era comprometer a los padres en la mejora del rendimiento educativo de sus hijos (proyecto COMPAH). Empecé a familiarizarme con el mundo 2.0 y a emplear estos recursos en mis clases. Como admirador de Morris Kline, soy un amante de las aplicaciones de las Matemáticas al mundo real como elemento motivador de su estudio por parte de los alumnos. Mi primer contacto con las metodologías de la innovación (Design Thinking) se produjo en 2010, de la mano de un consultor, Xavi Camps, que me hizo ver que la creatividad y la innovación son la base de la prosperidad de las organizaciones y que estos atributos se pueden entrenar y perfeccionar. Desde entonces, soy un apasionado de la innovación como concepto transversal. Creo profundamente en la innovación pública. Las instituciones no pueden seguir funcionando casi como en el siglo XIX. Deben transformarse, en el contexto del paradigma de Gobierno Abierto, para convertirse en organizaciones centradas en los ciudadanos, transparentes, sostenibles, eficientes, ligeras y facilitadoras de la actividad empresarial y de la creación de empleo de la mano de iniciativas como el Open Data. Como ciudadano me preocupa especialmente la sostenibilidad de la sanidad pública, y de las pensiones, ahora que voy viendo cada vez más de cerca la edad de la jubilación. No sé contar chistes pero me divierte el humor surrealista y los juegos de palabras, que a menudo sufren familiares y amigos. He trabajado como asesor de innovación en la CARM (2012-2016). Actualmente he vuelto a mis clases en el IES Alfonso X El Sabio, soy Director Adjunto de la Cátedra Internacional de Innovación de la UCAM y participo en un proyecto empresarial.


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