El futuro del trabajo es uno de los mayores retos que tienen que afrontar las sociedades actuales. En un contexto globalizado, hiperdigitalizado e interconectado, la demanda de profesionales de las tecnologías de la información crece a un ritmo anual del 3%.
El 65% de los niños que han empezado sus estudios primarios este curso trabajarán en ocupaciones que todavía no existen, algunas con nombres tan originales como nostalgista, experto en simplificación, silvestrador o consejero de robots.
La acelerada convergencia de los avances en campos hasta ahora disjuntos o escasamente relacionados, como la inteligencia artificial, el Internet de las cosas, la robótica, la bio y nanotecnología, el Big Data, la impresión 3D/4D, los nuevos materiales, como el grafeno o la realidad aumentada están en la base de la imparable e incipiente 4ª Revolución Industrial.
El Foro Económico Mundial (WEF), en su última reunión celebrada en Davos, advierte que nunca como hasta ahora, en los albores de la 4ª Revolución Industrial, se han dado las condiciones para que se desencadene la “tormenta perfecta”que puede generar la pérdida de 5 millones netos de empleos en los próximos años en Europa.
https://www.weforum.org/agenda/2016/01/what-role-will-education-play-in-the-fourth-industrial-revolution
Asimismo, incide el WEF en la necesidad urgente de mejorar la cultura digital de los ciudadanos, de fomentar las vocaciones científico-técnicas entre los jóvenes y de potenciar habilidades como la capacidad de resolución de problemas, la creatividad y el pensamiento crítico.
El mercado de la Industria 4.0 requiere, en definitiva, perfiles multidisciplinares, competentes en tecnología, ingeniería, informática, telecomunicaciones, matemáticas, diseño o marketing, con capacidad de aprendizaje continuo y de evolución hacia otras áreas de conocimiento.
La educación superior debe configurarse más a medida del estudiante, transformando un paradigma que consiste en impartir conocimientos “por si acaso”, que a lo mejor no se necesitan nunca, en otro modelo just in time, más personalizado, multidisciplinar y más conectado con el mundo del trabajo.
La educación clásica ha propiciado que nos encontremos en un nuevo entorno que cuestiona su validez por lo que el Foro de Davos anima a reflexionar sobre la necesidad imperiosa de preparar adecuadamente a las futuras generaciones para acceder el mercado laboral.
Un nuevo escenario exige un nuevo modelo educativo. Resurge con fuerza la dicotomía ciencias-letras. Se comienza a valorar más la acreditación de ciertos conocimientos que algunos diplomas oficiales. Se cuestiona la importancia de poseer títulos de algunas especialidades con escasas o nulas salidas, con el coste que implica y la carga de frustración que supone para los estudiantes.
“Las Universidades no pueden ir a remolque de la sociedad. Con cientos de miles de vacantes de puestos de trabajo en la UE sin cubrir y mientras tanto generando excedentes de profesiones sin salidas laborales. Las universidades necesitan salir de su zona de confort”, como asegura una voz tan autorizada como la de Andrés Pedreño.
Seguir haciendo las cosas como siempre no es una opción. Se necesitan liderazgos fuertes para superar la endémica aversión al riesgo y el inmovilismo que caracteriza al mundo académico, apostando por la innovación para ofrecer nuevos servicios.
A este propósito, Xavier Marcet, cuestiona la capacidad innovadora de las universidades, trasladándonos algunas reflexiones que estas instituciones deberían plantearse en aras de su propia supervivencia:
– En un mundo que dobla el acceso al conocimiento cada año ¿qué contenidos deben estudiarse?
– ¿Cómo se va a utilizar la inteligencia artificial en la universidad?
– La realidad virtual tiene un alto potencial didáctico como acaba de demostrar el Pokemon Go. ¿Para cuándo soluciones de este tipo para aprender?
– “Todo el mundo debería aprender a programar porque enseña a pensar“, decía Steve Jobs. El incipiente movimiento del coding (la segunda “lengua” que deberían aprender todos los estudiantes), ¿cómo se contempla en nuestro sistema educativo?
– Los titulados universitarios van a tener una vida profesional muy líquida. Van a vivir en el cambio, Pero, ¿no es una contradicción que sus profesores sean personas de una sola experiencia profesional?
– El mundo es global, pero la universidad es local. Empiezan a surgir propuestas de universidad global, sin campus ni profesores estrella ni clases magistrales, como el conocido modelo de Minerva: la llamada Universidad del futuro. Ante ello, ¿qué van a hacer las ANECA de turno?
Finalmente, otra iniciativa digna de consideración y de estudio por parte de las instituciones universitarias es el caso de la Singularity University, por la inmersión en el futuro que posibilita. Está patrocinada por la NASA y por Google, y ha abierto una sede en Sevilla.
Como escribimos en su momento, la Universidad de la Singularidad pretende ofrecer un enfoque multidisciplinar que supere la tendencia de las universidades clásicas de “empujar a la gente a través de embudos estrechos”, limitadores de la creatividad, y por ende, de las posibilidades de encontrar empleo.