La propuesta me llegó, de forma inesperada, a mediados de julio: “Hemos pensado en tí para formar parte del equipo técnico de evaluación – ETE- de los III Premios de la Innovación y Buenas Prácticas de la Administración Regional“.
Una distinción que no podía ni debía rechazar, lógicamente, pese a que llevaba implícita la penitencia de tener que trabajar en mis teóricas vacaciones.
Desde la popularización de Internet es más difícil desconectar del trabajo, máxime disponiendo de dispositivos inteligentes ubicuos y de las posibilidades de la computación en la nube.
Se utiliza el término travacaciones, para designar un período de descanso teórico mezclado con mantener un mínimo contacto con nuestras ocupaciones laborales.
El asunto empeora cuando la “v” se torna en “b” y entonces hablamos de trabacaciones cuando la perentoriedad de un trabajo nos obliga a ocupar de forma invasiva el tiempo que deberíamos dedicar al descanso y al ocio, como nos está ocurriendo a los miembros del citado ETE este verano.
http://www.expansion.com/emprendedores-empleo/desarrollo-carrera/2015/07/07/559bec4c268e3ef31b8b4589.html
Así que, justo este año que me había hecho el firme propósito de no leer ni escribir nada que tuviera que ver con la innovación durante el mes de agosto, me veo aquí, escribiendo este post, y leyendo proyectos, es decir trabacacionando, en la distancia, de forma colaborativa gracias a Google + y Drive con unos compañeros de lujo, Juande Cánovas y Fernando Ruiz, cada uno desde su lugar de veraneo, eso sí.
En la I Edición de estos Premios, convocados por primera vez en 2014, resultó premiada, entre otros, la Fundación para la Formación e Investigación Sanitarias de la Región de Murcia (FFIS) por el proyecto “Gestión Sanitaria basada en conocimientos”, realizado en colaboración con el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca (HUVA).
Una iniciativa sobre la gestión on line del Servicio de Urgencias del HUVA que pude conocer de primera mano y que me impresionó vivamente por la “inteligencia” que aporta a la organización el aprovechamiento de los datos generados por el propio sistema informático que regula el funcionamiento ordinario del servicio, sin que nadie reparara antes en su altísimo valor estratégico.
Según consta en la memoria del proyecto: “A partir de datos disponibles, controla los flujos de actividad del servicio analizando indicadores de asistencia, saturación de recursos, ingresos a servicios, tiempos de atención, alarmas, etc. Todo ello en tiempo real y utilizando formatos Web y cuadros de mando gráficos. Está adaptado a dispositivos móviles (tablets, smartphones, etc.) y con conexión a TV con funcionamiento de mensajería y alertas. Sirve tanto para el profesional de atención directa como a los responsables del servicio o a los equipos de dirección a través de la explotación estadística configurable. Los efectos en términos de tiempos de atención a los pacientes, eficiencia en la resolución de problemas médicos y disminución en los costes operativos son las ventajas derivadas de su implantación”
La FFIS fue dirigida, desde su creación, en 2005, hasta el momento de su jubilación, el año pasado, por una persona de gran calidad humana y profesional, todo un caballero que me honra con su amistad: Juan Pedro Serna Mármol.
El Dr. Serna Mármol tiene un brillante CV pero nunca le he oído alardear de él. Por esa modestia suya, precisamente, diré, aunque me retire el saludo, que fue el número 1 en las oposiciones para Inspector del Cuerpo Sanitario de la Seguridad Social.
Entre otros cargos y responsabilidades ejercidas, ha sido Director General de la Ciudad Sanitaria “La Paz” y del Hospital Alemán de Madrid, asesor técnico de la Subsecretaría del Ministerio de Sanidad y ha participado, como experto en proyectos de construcción, equipamiento y puesta en marcha de varios hospitales, dentro y fuera de España. Es miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de la Región de Murcia.
Sin desmerecer en absoluto a los demás premiados, quiero recoger hoy, algunas de las clarividentes frases que deslizó Juan Pedro Serna en su breve discurso de agradecimiento por el premio recibido en el que no deja de señalar, con valentía, una de las grandes paradojas de la innovación pública: el mismo sistema que te distingue como innovador hace todo lo posible por impedir que lo seas.
Quizá por eso tiene especial mérito para los empleados públicos de base el mero hecho de optar a este tipo de reconocimiento.
Me despido de los posibles lectores que hayáis llegado hasta aquí, travacacionando un poco, con la bonita e inspiradora canción: “Anyway”. ¡Feliz resto de vacaciones¡