Llega finales de noviembre, en pleno otoño y en la enseñanza se observa ya el paso a ese umbral donde empiezan a notarse ciertos síntomas que nos anuncian aquello de más de lo mismo, o al menos que el curso iniciado hace meses, al parecer anda encajado y que puede ser momento para mirar hacia lo que se vislumbra en ese horizonte cercano que, sin duda, se encuentra mediatizado por el eterno poder publicitario de esta sociedad consumista que nos mete por los ojos y nos hace pasar de un tiempo a otro, sin comprobar cómo se cae la hoja. En ello estamos y en ello se encuentran los escolares y también sus docentes. Sin embargo, en este mes de noviembre, donde por cierto se festeja al patrono de los maestros, también será tiempo para revalidar elecciones sindicales y escuchar o defender mensajes como los que algunos sindicatos proclaman y defienden, aunque la ocasión nos debería hacer mirar más aquello que nos une, por encima de las posibles diferencias.
En este sentido, me he encontrado con una campaña que me ha hecho pensar un poco más en aquello que quiere defender. El manifiesto “Yo, enseño” lo podemos leer en Internet y lo aconsejo que se haga con serenidad, sin prisas… y que reflexionemos aquello que vemos porque es un genuino eslogan dirigido a docentes, maestros y maestras de Infantil, Primaria y profesorado de Secundaria sin distinción de especialidad, ni de categorías, como debe ser… para todos los que se dedican a esta profesión y apuestan por su mejora. Sin duda, una campaña muy bien realizado por los protagonistas que se comprometen en primera persona, sin filtros, ni mediaciones. Creo que con el formato elegido de manifiesto, fotos, frases y testimonios se quiere elevar la autoestima y la valoración de los que se dedican a este oficio, por encima de la teoría, del deber ser, de lo que se debería hacer…tengo que decir que me ha ilusionado leer las frases en primera persona, palabras con sabor a escuela, a inicio de curso, a revoloteo de sensaciones que te hacen sentir que no es fácil tirar del timón, ponerse delante de un grupo de niños o jóvenes y vender el producto, elevarse del mundanal ruido y abrazar la pasión por los saberes, sin proclamas, ni altavoces… Merece la pena participar, colaborar y difundir estas propuestas frescas y personales que surgen desde abajo y son horizontales porque son una manera de hablar con una voz comprometida en defensa de una mejora educativa… Y es que tal como está el patio necesitamos que los docentes se carguen las pilas con grandes dosis de optimismo, para vencer el desencanto que se constata entre muchos estudiantes que, como si se tratase de una moda, no se esconden, ni se sonrojan al proclamar que pasan de lo que se les enseña…habrá que revisar y aunar esfuerzos en ese “…entonces tú aprendes”, para que ayudemos a que triunfe ese “Yo enseño”.