No lo digo porque el pasado miércoles fuera un nuevo 11, un número que nos aterroriza- en este caso, también se ha cumplido la profecía- el 11-J, una fecha simbólica de tijeretazos sangrientos. De nuevo hemos recibido un golpe seco y fuerte, un mazazo que Rajoy, desde el Congreso, en vivo y en directo, con firmeza, con aire de ordeno y mando, a la antigua usanza y sin titubear, nos propinó sin contemplación reconociendo que todo había cambiado en dos meses, lo que le justificaba de su cambio de timón.
El 11-J me sentí mal, me sentí como aporreado al escuchar en la tele la retahíla larga y extensa de medidas que vendrán, bueno que ya están tomadas y sin derecho de réplica, caiga quien caiga… y mi queja no es solo porque sea un funcionario castigado, a los que nos quitarán las pagas extras, ( digo yo esta medida ¿servirá también para dar ejemplo o porque no sabían cómo empezar, o mejor por dónde empezar?) … sin embargo y que se me entienda, mi queja va porque estos políticos no dan ejemplo, no se ponen al nivel que les correspondería estar, no se bajan los sueldos para equipararlos al resto de la clase media que los mira de soslayo, porque siguen con sus prebendas y privilegios, y los sobresueldos que tienen no los corta nadie. Primero deberían ser ellos los que dieran ejemplo, luego todos nosotros y así de arriba hacia abajo…no al revés como están haciendo.
Por ello, mi queja es porque siempre tiran los dardos a la misma diana, a los que estamos tirando del carro y levantando o amortiguando los golpes, pero aún más la queja es porque siempre son los “Juan pueblo”, como algunos decimos, quienes reciben las bofetadas en el mismo sitio, y en especial aquellos que tendrán que sobrevivir al borde de los límites, cada vez más insufribles y que vemos en las largas colas de Cáritas recogiendo alimentos, en los que duermen en los cajeros de los bancos, en los que por vergüenza se esconden en sus casas y no salen para no gastar, porque no tienen, en los que tienen que salvaguardar su hogar, mientras el banco les tira la puerta y en miles de personas que preocupados rumian cómo hacer el milagro de llegar a fin de mes.
El miércoles 11-J fue un día negro, sí muy negro, un caluroso día juliano de graves medidas que sonaron a cuando Portugal fue intervenida. Madrid tomada por los mineros que se lanzaron a la conquista del reino, cruzaron el desierto, la estepa y llegaron a la capital, mientras España los ovacionaba como si fueran los héroes del silencio, pero victoriosos que dejaron sus minas para dinamitar el corazón de los sufridores de la crisis. Hemos llegado a julio bastante mal, esta crisis asquerosa hace de las suyas, mientras Bruselas nos tira a degüello, sin piedad y nuestros políticos se arrodillan y obedecen.