No queda más remedio que tomar el pulso a los acontecimientos y unirse ante la invasión de misivas que nos vienen y nos vendrán, cada vez más, en este otoño venidero, donde todo se amontona y se lía, sin querer o queriendo…sin preludios, ni prolegómenos, sin tiempos, sin compás de espera…porque ahora todo es distinto, no hay tiempo de reacción, no sabemos ni conocemos razones, argumentos, todo está por llegar, sigue en el aire, en el eterno compás de espera sorprendente que sin remedio se abre paso en la incertidumbre que nos rodea y nos cerca en cada instante.
Por mucho que se quiera disimular, la situación se está complicando con creces, por todos los lados, desde las alturas a las bajuras, desde la izquierda a la derecha… en los pueblos, en las ciudades y en sus barrios, en las escuelas públicas y concertadas, por la falta de becas, el alto precio del comedor escolar, en las guarderías donde llegan los más pequeños pagando a precio de hotel y de esto y aquello se habla, se comenta, se dice en la calle, en las colas de los supermercados, en la sala de espera del médico, en la barra del bar, en las farmacias…
Y por lo que vemos no se calman los ánimos en y los ciudadanos vibramos al son de los problemas diarios entre el paro, la subida de los servicios básicos, las pagamentas varias y los miles de recortazos que estamos sufriendo a golpe de decreto, de normativa de última hora, de golpe bajo y por la puerta de atrás, como sin verlas venir…aunque algunos confiesan aquello que más sienten y también callan, porque mucho se silencia, bastante… dando la sensación de estar grabando un videoclip en vivo y en directo, donde todo tiene el mismo color grisáceo, con sombras y falta de nitidez, sin claridad…es como si viéramos lentamente que las cosas no se pueden ver mejor, son así, sin más y que no merece o vale la pena pelear, total ¿para qué? aunque por dentro llevemos la procesión, como se dice y nos las traguemos sin pelar.
Y es que nos estamos acostumbrando a ver una realidad distinta y diferente porque sí – y ya empieza a preocupar- porque parece que nos estamos acomodando…, sin embargo, todo se ha complicado y lo más preocupante es que miramos al frente y no vemos bien, tenemos la mirada empañada y el ánimo en blanco y negro, como cuando la tele deja de verse en color y las líneas se entrecruzan sin visos de que se pueda solucionar… Este país ya no está en la mochila de nadie, se ha quedado huérfano de padre y de madre, sin padrinos y con pocos socios que lo amparen. El panorama pinta mal, se complica en esta España nuestra que cantaba aquella Cecilia que algunos conocimos y que la seguimos viendo en la memoria del YouTube, desde la web, como la carta del Rey, son las tecnologías, sin duda las que mandan, pero mucho más la economía.
/ Acuse de recibo / jueves, 20 septiembre/Twitter @javier_ballesta