El otro día el ministro Wert volvió a liar otra de las suyas, en esta ocasión dirigida a las familias que convocaron la primera huelga en la educación pública argumentando, eso al menos entendí yo que la iniciativa de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres (CEAPA) – mayoritaria en la enseñanza pública- junto con el Sindicato de Estudiantes era “irresponsable” y, además que tenía un “carácter exclusivamente político” por estar bajo el amparo de “la organización más radical dentro de las asociaciones de estudiantes” e “inspirada en supuestos de la extrema izquierda radical y antisistema”.
Me asombra ver cómo a este ministro se le deja decir, como si fuera éste su papel en la función y sigue con la estrategia tan repudiada por los ciudadanos de tirar dardos a la diana, diciendo sandeces y encima creyéndose por encima del bien y del mal que todo lo que dice es motivo de estar orgulloso y apostar por jugar al periodismo de keroseno, es decir echar más gasolina al fuego, por si la llama se apaga…y es que este Wert es un personaje singular que considera que todo es posible, a diestro y siniestro, y que lo que siente lo puede decir como él cree, sin pelos en la lengua… es un atrevido político que proyecta su singularidad desde lo que imagina y no lo disimula, se jacta de su naturalidad, alardea y siente ostentación de lo que dice, quizás sea una forma de compensar determinados complejos relacionados con su escaso dominio para dirigir un macro ministerio de Educación, donde como sabemos en este cesto han metido otras materias afines, la Cultura o el Deporte, con lo cual no es que sea requisito para ser ministro de este departamento ser un conocedor de la profesión docente o de la academia científica, para este ministerio cualquiera pudiera servir ¿no?.
En otro país quizás este profesional se podría dedicar a otros asuntos de labores más opinables, a seguir comentando en las tertulias aquellas sobre lo divino y lo humano, pero nunca sobre la Educación que tenemos y la que necesitamos en esta España nuestra donde se necesitan más políticos de coraje, más especialistas en la materia y ahora, además, con grandes dosis de prudencia, mucha prudencia…y en esto Wert se queda corto, muy corto como muestran las deficientes puntuaciones que la calle le da en encuestas, al ser el ministro peor valorado de la lista.
De ahí que en el escenario poliédrico que tenemos sea hoy muy difícil estar y sentir que el respeto a las opciones es un valor a tener en cuenta, por ello de nada sirve etiquetar y situar a los ciudadanos en los extremos, sin lugar a dudas diagnosticar lo común sería lo acertado. Entonces, ¿ a qué obedece la insistencia wertiana de etiquetar?
Y digo yo, en los tiempos que corren ¿sabrá Wert diferenciar bien los extremos?
¿Y él en qué extremo de la derecha se sitúa? Alguien que me lo explique, por favor.
Acuse de recibo / Javier Ballesta / jueves, 18 de octubre, 2012/
Twitter: @javier_ballesta