A una gran mayoría ciudadanos no nos gusta el anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa- la LOMCE- como se le dice, porque está levantando bastante polvareda, generando una gran polémica y porque va a ser un duro golpe contra la educación pública que anda de capa caída, cabizbaja, sin fuerzas y demasiada recortada.
Esta ley será una más de las muchas leyes educativas que llevamos en los años de democracia, ¡otro cambio más ¡ innecesario, y dicen que se hace con el propósito de mejorar el sistema educativo que heredamos de los antecesores, para que responda- también dicen sus mentores- a la excelencia, la competitividad y además generando filtros selectivos que nos garanticen el lugar, el sitio o el puesto certero en rankings ( por cierto esa palabra ¿no se nos atraganta al pronunciarla? ) para medir el saber, el hacer y el modo de recibir recursos, dineros, apoyos y hasta alguna “pedrea” afectiva de reconocimiento pedagógico e innovador ¡ menuda historia¡…
Y con estos delirios de grandeza importados por mentes creativas, resulta que los centros públicos y sus sufridores directos que saben demasiado de los males que acechan, no creen en estas falsas quimeras, más aún saben- porque muchos son profesionales del oficio- que lo que se pregona no va a mermar las fuerzas, las ilusiones y los derechos porque, al aprobar esta nueva normativa, tildada también de «contrarreforma educativa» del Gobierno central, se va a dar un bofetón grande a la ya recortada educación pública, ahora aún más con la que está cayendo, para de manera descarada y sin marcha atrás, airear y favorecer la iniciativa privada que se convertirá, sin lugar a dudas, en el punto de mira de muchos que aspirarán a ella y que florecerá sin abono, ni riego, ante el amplio erial de la restricción en la oferta pública.
La llamada a la huelga de hoy es la primera que convoca a docentes, familias y estudiantes en un día previo al inicio de su previsible aprobación como anteproyecto de ley en el Consejo de Ministros de mañana viernes. Una acción que deja fuera de juego y pone en evidencia el pulso que el ministro de educación tiene echado a toda la comunidad educativa, por aquello de tener un respaldo mayoritario en votos de su partido, que es la garantía de que a pesar de tener montado durante meses el descontento de casi todos los docentes, a la postre tiene la partida ganada, por eso apuesta a tirar fuerte, sin marcha atrás.
Sin embargo, la protesta sigue viva y desafiante como la acción del hermano del ministro, docente universitario que en plena calle impartió su clase de ciudadanía a los estudiantes, ante el asombro de muchos y el efecto noticiable de los medios, un ejemplo para muchos que visualiza cómo no hay un consenso civil, ni familiar ante lo evidente, por eso lo mejor sería “#stopLOMCE” o “#stopLeyWert “sin lugar a dudas.