El suplemento “Somos parte de ti” que este diario ha editado como aniversario en sus 110 años de entrega a esta Región es un símbolo de lo mucho que se ha defendido desde sus páginas y el compromiso visible de lo que se pretende, o al menos se intenta ofertar en beneficio de los ciudadanos que son, en definitiva, los mejores evaluadores de sus fines. Sin dudarlo, desde siempre el diario “La verdad”, nuestra verdad, con la tuya y la mía, no la única, es la referencia de la comunidad de Murcia, en especial de sus gentes y el punto de mira sobre lo que se dice, se sabe y se sabrá, una brújula que orienta por donde avanzar, hacia dónde tenemos que dirigirnos sin perder de vista a quién o quiénes lo dicen y subrayando el valor de cómo hay que contar la actualidad. Difícil combinación aquella que intenta ponderar lo que se narra de los hechos, sin caer en la tentación de alardear o acentuar con tintes coloristas las palabras.
Muchos son los que hemos visto aparecer en los vídeos de la edición digital narrando lo que ha supuesto ser lectores de LV y para la mayoría el testimonio personal, la razón propia, al igual que el hábito lector ha venido impulsado por el valor otorgado al medio, lo que ha significado y sigue significando esa presencia del diario en su quehacer y en su vida diaria. Este efecto de aterrizar en el lector, acercarse a su creencia y a su valoración es un formato muy válido para ponderar cómo ha calado en la ciudadanía plural el periódico que con más de un siglo sigue apostando por el presente y su futuro. Esta motivación me ha llevado a querer compartir un par de ideas sobre la valoración que hacemos de su trayectoria y las razones para seguir leyéndolo.
A lo largo de los últimos años, muchos lectores entre los que me encuentro hemos podido confirmar desde la experiencia propia y con el añadido-en mi caso- de colaborador desde hace ya bastantes –por cierto, qué mayores no hemos hecho, ¿no?- cómo el valor de la palabra reside, si hablamos de prensa, en la creencia subjetiva que le damos a su significado aquellos que la leemos y la contextualizamos en una páginas que son parte de ese todo que condiciona, y mucho. Leer prensa es muy diferente, ya se sabe, a leer un poema, una novela o consultar un vocablo en un diccionario. La noticia se lee en titulares, en resúmenes y en formatos que conforman un modo de presentación, no sólo es el significado de la palabra lo que comunica, también y mucho el modo de ser presentada y en qué parte del todo se ubica. Además y, aunque no sepamos explicarlo, cuando leemos la noticia la buscamos, seguimos su rastro en ese orden secuenciado que nos marcan las secciones del diario, los textos y las fotos, los artículos, reportajes o las entrevistas, la infografía, la columna, la nota breve, la crónica…en este sentido es fundamental no perderse entre la información y la opinión, encontrar aquello que se quiere buscar y que nos apetece leer. Lograr que el lector se crea lo que lee y que siga la ruta diseñada, sin duda es el logro de este diario que como sabemos se mide, además de por lo que cuentan o dicen aquellos lectores a pie de calle, por los buenos resultados de los datos de encuestas sobre el seguimiento de su difusión y ahí sí que cantan los números.
Al mismo tiempo, cuando miramos a los medios, y desde dentro tenemos nuestra opinión intentamos que aquellos que buscan, preparan y divulgan la información tengan claro su hoja de ruta y que la mantengan. Esta variable quizás sea la forma más visible del enganche entre los informantes, los emisores del mensaje y los usuarios, receptores o lectores que seguimos y por eso elegimos sus productos. En este sentido los responsables de la información y los que la coordinan son fundamentales en la preparación del producto. La razón de estar convencidos por un medio, en este caso, supone valorar la calidad que ofrece y la profesionalidad de los informantes.
Estos hechos, a mi modo de ver son la garantía de seguir leyendo le prensa impresa y la digital, porque hacen que al lector le apetezca mirar al espejo de lo que transmite el medio y ante él siga buscando y cuestionándose un sinfín de interrogantes. Como escribe Alberto Aguirre, su director: ‘La Verdad tiene que ganarse el futuro a base de trabajo, compromiso y capacidad para mejorar su servicio a los lectores. No fue fácil cuando surgimos hace 110 años, como tampoco lo es ahora”.
Por eso espero y deseo que ese trabajo logrado sirva para que podamos seguir eligiendo y valorando su buen hacer. Los periodistas, sin duda tienen una gran responsabilidad y en la medida que respondan a esa vocación de descifrar las claves de lo que ocurre, sin tapujos y con valor, por encima de todo, garantizarán que los ciudadanos sigamos apostando por leer los periódicos.