Nadie duda de que el poder sigue siendo un punto de mira que engancha a muchos ciudadanos y que hasta en los tiempos de crisis, o de vacas flacas, con todos sus más o sus menos la llamada o la vocación por estar cercanos a las decisiones tiene su aliciente, el empeño no cesa por alcanzar o mantener esa cuota de influencia, de decidir, de tomar partido en un sentido o en otro y si se puede en no dejarlo, seguir ahí porque tiene un gran valor.
Esta semana es actualidad el relevo de poder en San Esteban. La investidura del nuevo presidente que sucederá a Valcárcel es un ejemplo directo de ejercicio del poder, como hemos comprobado al ser propuesto Alberto Garre como continuador del presidente cesante que abandona esta Región para pasar, sin duda a mejor vida profesional, pues la tentación europeísta es la causa de dejar su puesto.El poder de designar a un sucesor y, a la vez de seguir al filo de las aspiraciones personales, demuestra la potestad de dejar en manos de quien considere su cartera cargada de deberes por hacer y configura un modo de prevalecer. Me llama la atención y lo hemos comentado algunos colegas, cómo este sistema de proponer y presentar al siguiente, al cercano, al continuista se ha convertido en una fórmula asumida, bien vista y hasta incuestionable. Y no tengo nada contra el artífice de aquello de “más brega y menos cansera”, o lo de “menos moqueta y más calle”, porque una persona que quiere trabajar por los demás se merece el voto de confianza, pero creo que hace años que estos titulares se deberían haber proclamado con hechos concretos en la toma de decisiones para frenar el paro, reducir gastos, eliminar o agrupar consejerías, cargos, elegir mejor a los consejeros y atajar los cientos de problemas que colean en esta Región huérfana de políticos de clase y de resolución de problemas.
Hoy ya tenemos confirmado el relevo de poder en el rectorado de la UMU- ayer al escribir este artículo no sabía los resultados- pero hoy sabemos que Orihuela es el nuevo rector provisional ganador de las reñidas elecciones y que amparado por los votos pasará de esa euforia de la victoria y en pocas horas se habrá olvidado de ser contrincante de uno o de otro y tendrá que asumir una lista larga y extensa de deberes incumplidos y de objetivos por hacer y a dar “brega” hasta “cansar a los de la moqueta”. La diferencia entre las elecciones al rectorado y la designación del nuevo presidente regional es significativa ¿Se imaginan que dentro de un par de años, por ejemplo el rector se marche a Europa a medio mandato y deje la Universidad, por presentarse a unas posibles elecciones europeas al consejo de rectores incompatibles con su cargo? ¿Qué se haría entonces? ¿Propondría el rector a otro colega continuador de su labor y lo presentaría al claustro universitario para su votación o habría nuevas elecciones a rector?
jueves 10 de abril / Acuse de recibo/ Javier Ballesta / Twitter: @javier_ballesta