Cuando llegan estas fechas en las que el calor y el cansancio de los finales de curso piden parada y fonda, bajar la guardia y pensar más en el finiquito para colgar el cerrado por vacaciones y, aunque sea en sueños, poder remar al son de otros mares, sigue dándose la gran paradoja, en algunas universidades que asumieron al pie de la letra los dictámenes de homologación al modelo Bolonia, sin cuestionamiento ni debate participativo, de que crece la intensidad, la dedicación y trabajo intenso a varias bandas, ya no en estéreo, como se venía haciendo hasta hace poco, es decir combinando un par de cosas y llevando entre las manos algún que otro tema, sino ahora ya se ha pasado de golpe y a toda prisa, a convivir con muchos, variados y a la vez simultáneos, sin duda un cambio acelerado y rápido que está pisando fuerte la hierba de los campus universitarios que se erige a golpe de la inmediatez y viene definido por un modelo que podríamos bautizarlo, para ir por casa, como el “multitarea orquestal”, es decir aquel que toca varios instrumentos a la vez, aunque algunos de ellos sabemos que están desafinados, pero de lo que se trata es de interpretar la partitura de los cien asuntos que nos entran y despacharlos, sin en el detenimiento necesario, sin entrar en lo relevante, pero dando prioridad a lo urgente. Un modelo basado en la sinergia de apagar todos los fuegos que se nos pidan y se nos reclamen, sin cuestionamiento, porque no da lugar, ni tiempo y a la vez está generando un descontento en muchos docentes universitarios que por lo “bajini” lo cuestionan y los rumores se dejan oír en las salidas y entradas, entre pausas de café, aunque no se discute, ni se tira a la diana, porque el nivel de atosigamiento se confunde con el de resignación, asunto que dejamos para otro momento, no ahora que la mente no tiene la frescura deseada.
Este modo de de hacer impuesto y que cada año se va viendo como normal no responde a un buen hacer, y lo grave es que lo saben y lo sabemos, más bien responde a esa presión tecnopolítica de ajuste de bolillos, de cronograma y taxonomía tecnocrática que domina en una universidad púbica que copia a la privada y que aprieta, aunque no ahoga pero que mete en la saca todo lo que puede meter, con la finalidad de que no venga el enemigo invasor y nos quite el mercado. Así, los profesores universitarios, en este julio siguen cumpliendo el más por menos, donde crece la burocracia con la tónica del ayer para hoy, del deprisa y el atosigamiento se incrementa: hacer exámenes de septiembre ahora a mitad de julio, revisar calificaciones, atender y tutorizar a aquellos que lo soliciten, además participar en tribunales y sin olvidar las guías docentes de las asignaturas que se impartirán en el curso que viene y que a toda prisa hay que aprobarlas, validarlas y subirlas a la plataforma web que es la que manda…¡qué tiempo tan feliz…que nunca olvidaré¡ ¿Y usted de todo esto qué opina?