La pasada semana en vísperas del cierre del curso universitario, el ministro Wert dispuso, como nos tiene acostumbrados -contra viento y marea- seguir con su plan de reforma universitaria anunciando, entre otros asuntos, la posibilidad de convertir los grados universitarios y máster en la fórmula del 3+2, es decir bajar un año el grado actual y subir en dos para la realización del máster. La idea que ya se viene barajando meses no tiene el beneplácito de todos, primero tendremos que ver qué pasa con los grados recién incorporados y analizar su funcionamiento.
En este sentido, al término del Consejo de Universidades, el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Manuel López, advirtió de los peligros que puede suponer para el sistema universitario español la toma de decisiones precipitadas debido «al gran calado» que tienen las medidas que pretende el Ministerio. Y es que la posibilidad que plantea el Gobierno de que las universidades puedan elegir entre impartir grados de tres cursos y dos años más de máster (180 créditos del grado más 120 grados del máster) o quedarse en el sistema actual (240 créditos más 60 de máster) generaría mucha «incertidumbre» tanto en los alumnos como en sus familias y también- lo digo yo- en los docentes que andamos totalmente presionados por las razones de estado y las ocurrencias que surgen de las alturas.
Algunos rectores como el de la Universidad de Barcelona explicó que lo que le piden al Ministerio es «que no se precipite porque, si nos equivocamos, las consecuencias serían muy graves para el sistema universitario español». El rector destacó además que el ministro les ha dado de plazo hasta el 15 de septiembre para que presenten sus valoraciones a la reforma, a lo que el presidente de la CRUE añadió que no entienden «las prisas» que tiene el Ministerio, pero que ellos necesitan más tiempo. Por supuesto, no se puede ir a así, tirando de calendario y en vacaciones ¡qué locura!
Y es que este ministro tiene ciertos arranques que nos desconciertan, aunque en su ánimo está reformar y cambiar el panorama universitario, pero los rectores llegaron a la reunión con otros temas prioritario en la cabeza que le están creando serios problemas en sus centros, como los que denunció el rector de la Universidad Complutense, José Carillo, quien señaló la «asfixia» a la que están sometidas las universidades españolas desde hace varios años por la falta de financiación. La tasa de reposición del 10%” de los profesores universitarios es «trágica» y está «ahogando a las universidades» y esto se viene denunciando por activa y por pasivo, es más urgente que cambiar los tiempos de los grados y máster. Ahora por lo pronto está prohibido pensar, toca parar, reflexionar y mirar otros paisajes, tomar fuerzas para la vuelta que mucha falta nos hace a todos, ya vendrá de nuevo septiembre con más trajines, hagamos un paréntesis, se necesita.